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Por Eduardo López Betancourt
NEGOCIO Y CORRUPCIÓN
Para desgracia del mundo, el deporte favorito, el fútbol soccer, está impregnado de corrupción a más no poder.
Lo que menos importa es el espectáculo, la contienda, el satisfacer un legítimo derecho a la diversión; se ha mostrado que ante todo está el dinero, los negocios sucios y la venta descarada de jugadores, partidos y no se diga, transacciones o favores, donde la inmoralidad no tiene precedentes. Se burlan del público, quien sufre decepciones. Como consecuencia, hay directivos en la cárcel o enfrentando procesos penales, pero bien sabemos que solo es la punta del iceberg, las picardías son la constante.
En México se alcanzan niveles cínicos, por ejemplo, un equipo como el Club América que en una temporada semestral alcanzó 27 puntos o el Monterrey, que ocupó el quinto lugar de la clasificación con 31 unidades, puedan ser campeones de un torneo donde el Cruz Azul logró un récord de 42 puntos, con 13 victorias, 3 empates y una sola derrota, además de ser líder indiscutible y el Toluca, con 35 puntos como sublíder, con 2 juegos perdidos.
Inventaron contiendas semestrales e impusieron una liguilla, para “forrarse” los bolsillos; más aún, los arbitrajes “a modo” donde la compra de la voluntad es evidente, así lo muestra el reciente partido de semifinales entre “la máquina celeste” y el equipo “azulcrema”, este último recibió un penalti de “regalo”, para lograr lo que claramente se avizora, será campeón “por decreto”. Otra muestra de la perversidad, es que, desapareció de un plumazo el derecho para ascender de los equipos de segunda división, que ahora se llama Liga de Expansión MX; igualmente, por pésimo que sea el desempeño de las agrupaciones de primera división, nunca tienen que preocuparse por descender, algo insólito en el mundo futbolero.
Mafias, pillerías, venta de partidos, jugadores aventureros y advenedizos, todo un detritus es lo que caracteriza al soccer mexicano. Mañana ganará el Club Monterrey o las Águilas del América, aún con su pésimo historial, pero se impondrá el dinero y ganará el equipo que más voluntades compre.
