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Eduardo López Betancourt
El limbo político es la incertidumbre, la ambigüedad y la carencia de rumbo de un gobierno e inminente presencia de corrupción y nepotismo.
El reciente asesinato de un Magistrado en la Entidad Suriana es solo la punta del iceberg de la ola de violencia que ha caracterizado al Estado. La inseguridad alarmante en Guerrero es un problema crónico que sin duda requiere soluciones radicales y efectivas. Es indispensable tomar medidas concretas para combatir al crimen organizado, que ha rebasado a los ámbitos policiacos y ha comprometido a los jefes de estas corporaciones, incluyendo a los Fiscales, quienes han perdido toda la confianza y tampoco se puede depender únicamente del ejército, que, aunque sus miembros están capacitados para la lucha bélica, no tienen la experiencia ni la capacidad para combatir a los cárteles de manera eficaz.
Es necesario encontrar elementos en el ámbito civil, personas con respetabilidad social y sin lazos con la delincuencia, que puedan estar al frente de las instituciones policiales y Fiscalías, para liderar el combate contra el crimen organizado. Esto requiere una actitud valiente, decidida y comprometida con la justicia y la seguridad de los ciudadanos; no olvidemos que esta última es un derecho fundamental que debe ser garantizado por el Estado, implica no solo la prevención y represión del delito, sino también la protección de los Derechos Humanos y la promoción de una cultura de paz y respeto a la ley.
Los actuales encargados en todos los ámbitos de poder, hasta ahora han demostrado absoluta ineficacia. Urge se tomen medidas serias para combatir a los criminales en Guerrero y garantizar el bienestar de la población; esto requiere un enfoque integral que involucre a la sociedad civil, a las autoridades y a las instituciones, en la lucha contra la delincuencia y el impulso para recuperar la anhelada justicia.