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Por Lengua larga
Esta columnista siempre maneja información de primera mano, que de eso, querido lector, no le quepa la menor duda.
Resulta que las ligas de René Bejarano se estiraron hasta Tlalpan; así como usted lo lee, el hombre conocido por uno de los actos de corrupción más importante en la historia de la política capitalina es líder, amo y señor en esta alcaldía.
Bejarano es quien mueve todos los hilos de la demarcación, hasta los de Gabriela Osorio, la alcaldesa títere que hace todo lo que el esposo de Dolores Padierna, quiere, dice y sueña.
“La lucha política es como viajar en carretera: te accidentas, sales herido, las cicatrices quedan, pero hay que seguir adelante”, estas son palabras que Bejarano dijo respecto a su video donde Carlos Ahumada le entregaba 45 mil dólares.
Y no queda duda que las cicatrices sanaron bien, pues ahora actúa a través de Claudia Rayón, quien es la actual directora general de Participación Ciudadana en Tlalpan y que, además, es una pieza fundamental en el equipo de René.
La mujer fue diputada del 2015 al 2018 por el distrito 5 de Tlalpan a nivel federal y no solo eso, es una líder territorial importante en la alcaldía.
Además de su labor es nada más y nada menos que coordinadora de trabajos de Movimiento Nacional por la Esperanza que es el proyecto político de ¿quién cree usted? así es, de René Bejarano.
La mujer es la encargada de aterrizarle las indicaciones a Gabriela Osorio, quien es la fachada para que Bejarano pueda hacer y deshacer a su antojo; ya se sabe que Tlalpan es su alcaldía consentida y si no hay que preguntárselo a Carlos Ahumada.
¡Liga que mucho se estira, acaba por romperse! ¿O no?
