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Qué lejos de su memoria parece para Ricardo Salinas Pliego cuando se convirtió en miembro del consejo empresarial del gobierno de López Obrador, entonces, creía que el sistema lo favorecería como lo había hecho antes. Se equivocó, ante la ruptura por el Banco del Bienestar, la furia del empresario se vio con presiones a través de su televisora, que ya habían tenido una confrontación previa con López Gatell durante la pandemia, retando abiertamente al gobierno federal.
Ahora, ha encontrado en la ultraderecha un foro para seguir despotricando y abolir la horrenda palabra “igualdad” y sobre todo para reconstruir a través del poder político el poder económico que ha perdido en la bolsa.
¿Creerán los mexicanos en él más allá de las lisonjas que algunos zalameros profesionales le prodigan a diario en espera de alguna moneda como limosna?
El régimen que Salinas Pliego aplaude, ha sumido en la pobreza al 49,9% de la población; los programas sociales establecidos en su constitución han sido derogados, no hay medicinas, tampoco pensiones, menos escuelas públicas; en menos de un año, Milei lo ha vendido todo y no solamente no hay dinero ni trabajo ni apoyos sociales, tampoco existe la libertad de manifestación ya que las protestas han sido reprimidas con gases, garrote y balas, los derechos adquiridos como el del aborto y la comunidad LGTBQ+ han sido proscritos. En lo que se ha llamado neofascismo, el régimen implanta el terror en los habitantes. La gente que lo votó pensó que no le tocaría la tremenda destrucción, pero se equivocaron, los recortes a los servicios públicos han hecho que la delincuencia se dispare. Los únicos que parecen estar “blindados” son los cercanos a Milei que responden con insultantes declaraciones de “alguien les dará” cuando se les pregunta sobre los medicamentos o la comida cuyo costo es inalcanzable sobre todo para los de la tercera edad.
Eso es lo que aplaude Salinas Pliego y eso es lo que apoya porque está formado en el esquema de aplastar al pobre, de exprimirlo y volverlo desechable cuando ya no le sirve. Por eso odia la palabra igualdad y por eso debemos pensar bien a quien le damos el poder. Apuestan a odio como apostaron en Argentina y ganaron, pero perdió el pueblo.
Ana María Vázquez
Escritora/Dramaturga
@Anamariavazquez