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Por Eduardo López Betancourt
elb@unam.mx
La violencia deportiva es un problema que ha estado presente durante décadas, sin embargo, en los últimos años ha aumentado de manera alarmante, convirtiéndose en un tema de gran preocupación para la sociedad.
Recientemente, en un partido de soccer celebrado en Guadalajara, entre “las Chivas” y el Atlas, se dio a conocer que un grupo de seguidores del primer equipo, agredieron a un sujeto que iba con su hijo, por el solo hecho de ser partidarios del Atlas. Este incidente es solo uno de los muchos que se han producido en el mundo del deporte. La violencia deportiva no es un problema exclusivo de México, sino global; en diversas partes del mundo, particularmente en los partidos de soccer se presentan un sinnúmero de agresiones, algunas provocadas por los propios jugadores que incitan al público a gritar y ofender, creando un auténtico ambiente de terror. La actividad deportiva debe ser un ambiente cordial y afectuoso, donde los contrincantes se dirijan de manera educada, lejos de los ataques.
Quienes deben ser obligados a mantener el orden, son los dueños de los equipos y los propios jugadores. Es responsabilidad de los dirigentes garantizar que sus seguidores mantengan un comportamiento respetuoso y, en caso de que se produzca un incidente de violencia, es necesario se tomen medidas ejemplares, como la suspensión del equipo o la imposición de sanciones económicas.
Es fundamental recordar que la violencia no solo afecta a los involucrados directamente, sino que también tiene un impacto negativo en la sociedad en general. Insistimos, es adecuado se tomen medidas para prevenir la agresividad y garantizar que la actividad deportiva sea un ambiente seguro y respetuoso para todos. Debe prevenirse a como de lugar la violencia en el deporte.