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Por Ricardo Sevilla
No cabe duda: el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum se perfila como el “sexenio de las mujeres”. Y, desde el arranque de su administración, la doctora se ha comprometido a contrarrestar las persistentes desigualdades y violencias que enfrentan las mujeres en México.
Sin embargo, a pesar de los avances, las estadísticas siguen siendo alarmantes: en 2024, se reportaron 54 feminicidios de niñas y mujeres adolescentes.
Y, en respuesta a esta crisis, la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad una reforma propuesta por la presidenta Sheinbaum sobre igualdad sustantiva. Esta iniciativa tiene como objetivo garantizar los derechos de las mujeres a una vida libre de violencia y cerrar la brecha salarial por razón de género.
Y es que la violencia contra las mujeres persiste en diversas formas, como el brutal ataque a Melanie Barragán Guzmán o la revictimización de adolescentes como Esmeralda, en Querétaro.
Hace unos días, hubo otro avance significativo: el reconocimiento y tipificación de la violencia vicaria. Y es que, por fin, desde junio de 2024, este tipo de violencia es considerado un delito en el Código Penal de la Ciudad de México, con sanciones de hasta seis años de prisión.
Y, por si fuera poco, se ha creado la Agencia de Investigación del Delito de Violencia Vicaria, que estará adscrita a la Fiscalía de Investigación del Delito de Violencia Familiar.
Es importante señalar que, actualmente, 12 estados de México reconocen la violencia vicaria en sus códigos penales, marcando un progreso importante en la protección legal de las mujeres y sus hijos.
Pero todavía falta un largo camino por recorrer hacia la igualdad de género en México, Y estas iniciativas, en lo que va de este Segundo piso de la Transformación, representan pasos cruciales.
Ahora bien, el éxito del “sexenio de las mujeres” dependerá no solo de las políticas implementadas, sino también de un cambio cultural profundo que desafíe las actitudes misóginas y promueva una sociedad más justa e inclusiva para todas las mujeres.