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Por Sebastián Ramírez Mendoza
Finalmente, Genaro García Luna fue condenado por narcotráfico en una corte estadounidense. El exsecretario de seguridad de Felipe Calderón cuyos nexos con el Cártel de Sinaloa son innegables, pasará los próximos 38 años en prisión. Aún tras esta condena, Felipe Calderón, quien llegó a la presidencia a través de un fraude electoral y desató la peor ola de violencia que México haya conocido para legitimarse, sostiene audaz e indolente que todo lo que hizo durante su gobierno, incluyendo entregarle la seguridad del Pueblo a un narcotraficante, lo volvería a hacer.
Tan pronto inició el juicio contra García Luna en Estados Unidos, Calderón huyó a su escondrijo en España como acostumbran los expresidentes del viejo régimen. Desde allá ha declarado no conocer los vínculos de su exsecretario con el Cártel de Sinaloa. Nada más alejado de la verdad. Recordemos el testimonio de Tomás Ángeles Dauahare, quien tuvo oportunidad de decirle de frente al presidente espurio en compañía del finado Juan Camilo Mouriño, su secretario de Gobernación, que Genaro García Luna estaba involucrado activamente con el crimen organizado. Estos dichos eran conocidos incluso en otros países, como lo advirtieron Roberta Jacobson, exembajadora estadounidense en México, y el propio expresidente de Francia Nicolas Sarcozy, quien ha declarado que “el hombre fuerte de Calderón”, era su secretario de Seguridad Pública.
Al dar a conocer la sentencia contra el policía estrella de Felipe Calderón, el juez Brian Cogan le dedicó unas palabras devastadoras. “Hay personas que pueden vestir muy bien. Tener muy buenos modales. Pero eso no implica que al mismo tiempo sean capaces de hacer cosas horribles”
Es imposible que Felipe Calderón no supiera, incluso que no avalara las atrocidades de García Luna. A las y los mexicanos no se nos olvidan los horrores que vivimos durante el calderonato. Las ejecuciones extrajudiciales, los miles de jóvenes criminalizados y asesinados por los cuerpos de seguridad, y todas las familias que destruyó el régimen criminal no son efectos colaterales como sostiene Calderón, son víctimas de una guerra absurda que por siempre vivirán en nuestra memoria. Por quienes nunca dejaremos de exigir justicia.
