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Por Salvador Guerrero Chiprés
La Ciudad de México se ha consolidado como el principal referente de la izquierda en el país en los últimos 27 años y, con mucha seguridad, la tendencia se mantendrá.
Desde las primeras elecciones organizadas en el entonces Distrito Federal y ganadas por Cuauhtémoc Cárdenas —quien casi 10 años antes había formado el Frente Democrático Nacional, antecedente posibilitador de esos comicios—, hasta el proceso más reciente hay un crecimiento del 55 por ciento en las preferencias ciudadanas.
Clara Brugada Molina, quien ayer recibió la constancia de validez de la elección por parte del Tribunal Electoral de la Ciudad de México, ganó con 2 millones 888 mil 097 votos. En 1997, el hijo de Lázaro Cárdenas se convirtió en el primer Jefe de Gobierno electo con un millón 859 mil 866 sufragios.
Desde entonces, ninguna otra corriente ha gobernado la capital nacional. El actual Presidente Andrés Manuel López Obrador fue Jefe de Gobierno con 1.6 millones de votos, y Claudia Sheinbaum fue la primera mujer electa en CDMX, con la preferencia de 2.5 millones de votantes.
La mayor presencia de la izquierda en la capital política y económica del país revela una vanguardia progresista que durante 27 años ha mantenido como premisa la reivindicación de los derechos, la búsqueda de justicia social y la atención a las y los más vulnerables.
A 10 días de que Brugada sustituya a Martí Batres, hay expectativas por la profundización de programas sociales, políticas económicas y en el modelo de seguridad. Mantener esas condiciones requiere sensibilidad para comprender y atender las necesidades de un estado con más de 20 millones de habitantes —si consideramos la población flotante—, además de voluntad política para converger en el diálogo y alcanzar consensos con todas las corrientes ideológicas.
En la Ciudad de México hay claridad mayoritaria sobre el rumbo de la izquierda, que va en línea ascendente hacia el 2030.