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Por Jorge Gómez Naredo
Morena, el partido que hace poco más de una década no existía, ha logrado algo que parecía imposible: ganar en dos ocasiones la presidencia de la República y ganar en una de esas ocasiones la mayoría calificada en las cámaras de Senadores y de Diputados.
Morena es un caso de estudio. Es muy complicado que un organismo político, a los pocos años de su fundación, haya logrado ganar tanto. Hay que recordar que Morena gobierna en 24 entidades de las 32 existentes, y una (Jalisco) aún se disputa en tribunales.
Morena, pues, es un fenómeno político y electoral y nada de lo que hoy es Morena se explicaría sin la figura de Andrés Manuel López Obrador, referente del Movimiento de Regeneración Nacional y la figura política mexicana más importante de los últimos 50 años.
El hoy presidente del país es un líder social, un excelente administrador y un hombre con una capacidad política complicada de encontrar en la historia de México.
Así pues, la figura de AMLO ha sido fundamental para que Morena no sólo se convirtiera en sinónimo de gobiernos eficientes y a favor del pueblo, sino también para unir gente, para organizarla y para crear concientizara entre la población.
Hace unos días se celebró el séptimo Congreso Nacional de Morena y ahí se eligió a Luisa María Alcalde, quien dirigirá los destinos de Morena. Ella es fundadora del partido, conoce por qué se fundó, cómo y para qué. Además de ella, en el nuevo comité ejecutivo estará Andrés Manuel López Beltrán, hijo del actual mandatario y quien también participó en el proceso de creación de Morena.
Así pues, a cargo del partido que hoy es el más poderoso de México, estarán personas que saben por qué se creó Morena, que vivieron las luchas que se dieron y lo heroico de las batallas dadas.
Morena precisa ser la conciencia del movimiento que dejará en unos días Andrés Manuel López Obrador, y todo indica que así lo será. Eso es una buena noticia.
