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Por Eduardo López Betancourt
Particularmente los jueces, magistrados y ministros, han insistido en ser escuchados en relación a la Iniciativa Presidencial, por la cual, se propone que los hombres de “toga y birrete” sean electos por el pueblo. Quienes ocupan las altas magistraturas desean expresar sus puntos de vista, con la idea de ser discutidos, manteniendo el criterio de que no es factible acudir al proceso electoral con base en que debe mantenerse la “carrera judicial”.
Por supuesto, hay opiniones encontradas y lo que al final se presenta es una situación dramática, ya que, se está acudiendo a un “paro de actividades judiciales”, por lo cual, de manera indefinida, los juzgados cerraron sus puertas, salvo casos urgentes.
En este renglón hay que dejar en claro que, es sumamente trágico para México un acto de tal naturaleza, lo cual nunca se había presentado de manera indefinida, como ahora se plantea. Ante ello, se reclaman medidas urgentes, donde la prudencia y el diálogo mantengan una adecuada preferencia.
Por otro lado, deben considerarse las graves afectaciones que se darán, dado que, un alto porcentaje de asuntos se resuelven en los ámbitos federales, es por tanto, mantener un retraso donde ya en sí, tengamos presente, nuestra justicia es lenta. Tal vez inclusive, a la decisión de los juzgados federales, se puedan sumar algunos de carácter local, con lo cual, se estará creando una situación, insistimos, de gran peligro para nuestro País.
Al iniciarse un sexenio, se presentan circunstancias complicadas, así, el temor y la inseguridad se incrementarán en diversos sectores, particularmente de carácter productivo. De esta manera, la huelga de los juzgados no es nada grata ni adecuada, dado que se aumentará el riesgo de daños en la economía de México y en la tranquilidad que amerita el mundo de las inversiones. Se reclama sensatez y más sensatez.
