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Por Federico La Mont
Su rúbrica: La semana pasada Claudia Sheinbaum hizo uno de los anuncios más relevantes para su gobierno, el cual pasó inadvertido. Dijo que su equipo ya trabaja en una iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal (LOAPF) con la cual creará “supersecretarías”, para que sus secretarios de Gabinete tengan un mayor control de sus áreas y en consecuencia como jefa del Ejecutivo. Sheinbaum dijo que esa reforma la propondrá al Congreso de la Unión en los primeros meses de la nueva Legislatura y probablemente será la segunda en aprobarse en la Cámara de Diputados y el Senado, después de la reforma al Poder Judicial de la Federación en septiembre próximo.
Al norte del Bravo: En Estados Unidos, la vicepresidenta Kamala Harris desde su destape reunió 200 millones de dólares de aportaciones de sus seguidores. Adicionalmente, Joe Biden anunció un plan para reformar la Corte Suprema de Estados Unidos. Biden instó a una reforma constitucional para anular la reciente decisión que la Corte Suprema, actualmente dominada por una mayoría de jueces conservadores, varios de ellos propuestos por Trump. Actualmente la Corte Suprema cuenta con 9 jueces que son elegidos por el Presidente y confirmados por el Senado, como todos y cada uno de los jueces federales. Sus mandatos no expiran, lo que significa que mantienen su puesto de por vida. El Poder Judicial está representado por la Corte Suprema y otras cortes federales menores, como las cortes de distrito, que son cortes de primera instancia y las cortes de apelaciones. La Corte Suprema de Estados Unidos conoce casos que cuestionan la constitución, interpreta la legislación, protege los derechos civiles, resuelve disputas entre estados y preside casos que involucran tratados. Uno de los poderes más importantes de la Corte Suprema es la Revisión Judicial, que permite que la Corte proclame que una legislación o un acto del Presidente de Estados Unidos es inconstitucional.