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Por Verenice Téllez
Desde mi punto de vista, ya que la oposición anda muy empeñosa en sumar adeptos, se dicen comprometidos con la democracia y hablan de una profunda renovación de sus dirigencias a efecto de generar empatía con los ciudadanos.
Bien podrían poner en la mesa las prerrogativas de sus partidos para la organización de las elecciones del Poder Judicial.
En los últimos días se ha quejado amargamente del alto costo que podría representar la organización de dichas elecciones, andan muy preocupados por este tema, sin embargo, ninguno tenido la maravillosa idea de devolver a la federación en su totalidad o parte de sus prerrogativas.
Quiero poner el ejemplo de la pandemia por el COVID-19, los partidos políticos se lanzaron en contra del manejo del presupuesto para la salud, existió una propuesta ciudadana para que los partidos donaran una parte de sus recursos para atender la emergencia y resulta que solo Morena regresó parte de su presupuesto como instituto político.
Por supuesto que a México le urge no solo la reforma al Poder Judicial, también es apremiante la reforma electoral. Porque los ciudadanos nos preguntamos de manera continua ¿De qué privilegios gozan los partidos políticos mexicanos para recibir tantos recursos públicos? ¿Qué es lo que financiamos los mexicanos con tanto dinero?
Algunas respuestas a continuación: Viajes de sus dirigentes entre los que se encuentran desplazamientos al extranjero, lujosas oficinas, pago de viáticos y sin número de actividades que concluyen en gastos infructuosos, que no tienen ningún beneficio social.
Si su preocupación son los recursos y representa un obstáculo para que este país sea más democrático, bien podrían congraciarse con el pueblo y regresar los millones de pesos que año con año reciben sin tener ningún mérito.
Se sacarían un diez y por lo menos ganarían un punto para subirse a las iniciativas del pueblo.