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Por Verenice Téllez
En términos concretos o “hablando en plata”, no se trata de que exista una impetuosa necesidad de que la oposición este marginada en la toma de decisiones en nuestro país, pero existen claras evidencias de que ante mayores fracasos de los partidos ligados a la derecha, son mayores también los triunfos para el pueblo.
Tal reflexión se sustenta en los logros que se han concretado en beneficio de los mexicanos tras el cambio de régimen; antes habían “ninis” hoy hay “Jóvenes emprendiendo el futuro”, becas para niños y jóvenes estudiantes, además de construcción de escuelas y mejoras salariales a los maestros; antes el desmantelamiento de empresas paraestatales, generando desempleo y elevando costos en los energéticos (combustibles y energía eléctrica); antes “qué trabajen los huevones”, hoy pensión alimenticia para adultos mayores, personas con discapacidad; antes sin presupuesto para obras públicas, hoy construcción de grandes obras que generan desarrollo y empleo.
Lo anterior son algunos ejemplos porque además de manera histórica el gobierno de Andrés Manuel López Obrador pagó la deuda externa, atravesó una crisis mundial de salud con la pandemia del Covid-19 y a pesar de ello despegó en la generación de empleos formales, poniéndose a la vanguardia entre los países que menor tasa de desempleo tiene a nivel mundial.
Sin duda los fracasos de la hoy oposición mexicana están estrechamente ligados a esa lógica bajo la que se manejaron durante décadas, mayores ganancias para ellos, mayores restricciones a la inversión pública.
Hoy los fracasos del conservadurismo abren la brecha para la construcción de un país más justo, con mejores oportunidades para todos, incluso para las grandes empresas, ya que existen reglas claras para la inversión y el desarrollo, el gobierno se ha comprometido a mejorar y dar certeza en los trámites para la inversión.
Contrariamente al discurso que han intentado permear entre la sociedad, respecto a que México atraviesa por momentos catastróficos, nuestro país se encuentra en el mejor momento tras décadas de gobiernos desastrosos, sin visión de desarrollo y con mucho interés de saquear mediocremente a la nación.