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Por Eduardo López Betancourt
De manera inusual, tanto el Presidente en funciones, como la próxima Jefa del Ejecutivo, han dedicado varios fines de semana para visitar diversos lugares del País. Sin duda ello implica unidad de propósito, plena coincidencia de objetivos y una clara continuidad de proyectos.
En estas giras, el actual mandatario recibe un sin número de manifestaciones de aprecio en lo que bien pueden considerarse eventos de despedida de un sexenio distinto, el cual, en síntesis, ha mostrado un cambio radical comparado a los pasados; tengamos en cuenta que hay nuevas formas y de igual manera, manejos diversos, los cuales han recibido la aprobación mayoritaria que se mostró con el contundente triunfo del pasado 2 de junio.
Durante los eventos, siempre están presentes las críticas, pero insistimos, debe entenderse que hay nuevas formas de gobernar, las cuales son confrontables con las conductas de algunos exmandatarios. López Obrador mantiene la tesis sustentada en un absoluto y decidido contacto con el pueblo, algo que resulta una enseñanza para quien próximamente lo sucederá y que ha demostrado, mantendrá sus propios lineamientos, pero sin apartarse de lo esencial.
Lo que debemos festejar, es que, en el ámbito internacional, el desconcierto inicial, en la actualidad se ha superado, en ese sentido, la confianza para México, en particular de los mercados externos, se mantiene sólida. También, nos deja la reflexión de que pueden gobernar en nuestro País, diversas ideologías, que al llegar al poder no cambian para nada el sentido de patriotismo y mexicanidad.