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Ana E. Rosete
Lía Limón y Javier López Casarín se tomaron una foto y la difundieron para dejar claro que en Álvaro Obregón habrá una transición ordenada y respetuosa, lo anterior después de haberse dado hasta con los dientes durante la campaña electoral. Lo escribo claro y con todas sus letras, eso no se los cree nadie.
Conociendo a Lía dobló las manos frente a Javier y es que si somos sensatos no solo hay cambio de gobierno, con el acta de entrega de recepción vienen muchas cosas entre ellas las auditorías y las quejas ante la Contraloría interna y de la Ciudad de México. Y eso, a cualquiera lo hace pensar, sobre todo a alguien tan maquiavélica como Limón. Aunque eso de ser tan meticulosa y ordenada no le valió para quedarse con la alcaldía que ha saqueado como 3 años y que en esta casa editorial hemos documentado.
Las reuniones que tendrán ambos equipos de trabajo serán cada 15 días, tiempo que le dan a la panista para que vaya acomodando, organizando y limpiando todo lo malo que ha hecho durante su gestión. De acuerdo con ambos políticos todo lo hacen por el bien de los obregonenses, no por ellos ni lo que podría existir si les rascan un poco a los libros de números. Me queda la duda, bajo qué acuerdo se hizo esta primera reunión y sobre todo qué cartas jugó tanto Lía como Javier para comenzar con el proceso de la forma civilizada que presumieron.
Pero bueno, basta ver la sonrisa de ambos en la foto, ninguno está cómodo, ni uno de los dos se la cree. ¡Que comience la transición, a ver cuánto les dura la obra en el teatrito que montaron!