164 lecturas
Por Ricardo Sevilla
Hace seis años, la aplastante victoria de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales de México en 2018 marcó un hito histórico en la política del país.
AMLO, un político de izquierda que había sido una figura clave de la oposición durante años, logró derrotar contundentemente a los partidos tradicionales que habían dominado la escena política mexicana durante décadas.
En 2006, Calderón y sus aliados le habían robado las elecciones.
Pero en 2018 las cosas fueron diferentes.
El triunfo de AMLO se basó en proponer y desarrollar un programa de gobierno centrado en combatir la corrupción, reducir la desigualdad y fortalecer los programas sociales. Y no fueron sólo promesas. En estos seis años de gobierno, Andrés Manuel se ha partido el alma para lograr esos objetivos.
El presidente se ha enfocado en atender las necesidades de los sectores más vulnerables de la sociedad.
Desde el comienzo, su ascenso al poder generó grandes expectativas y esperanzas entre millones de mexicanos que, desde hace décadas, buscaban un gobierno más justo e incluyente. Y esas esperanzas han aterrizado, felizmente, en el terreno de la realidad.
Es importante decir que la victoria López Obrador reflejó el hartazgo y el enojo de la población mexicana con el sistema político tradicional.
Los votantes exigían un cambio radical después de décadas de gobiernos prianistas que no lograron resolver los graves problemas del país como la corrupción, la violencia y la pobreza.
AMLO supo capitalizar este descontento y ofrecer un mensaje de transformación profunda: la llamada Cuarta Transformación. Sus propuestas de acabar con la corrupción, reducir la desigualdad y priorizar a los más necesitados calaron hondamente entre los electores.
Y eso se reflejó en las urnas: Morena también obtuvo una amplia mayoría en el Congreso, lo que concedió solidez al mandato de López Obrador.
Sin duda, la victoria de AMLO, que no ha carecido de obstáculos, representa un cambio de paradigma en la política mexicana.
Y a pesar de las dificultades, millones de mexicanos siguen confiando en su trabajo, una labor cuyo objetivo es construir un México más justo, equitativo y próspero. Y la Transformación, en el próximo sexenio, seguirá su curso.