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Por Ricardo Sevilla
La señora María Amparo Casar no tiene vergüenza. Durante 20 años estuvo recibiendo una pensión millonaria que no le correspondía. En 20 años, la colaboradora de la revista Nexos se embolsó, irregularmente, 48 millones de pesos.
Sin embargo, en lugar de estar avergonzada, ahora se hace la ofendida y ahí va, de foro en foro, quejándose y patalenado.
Desde que el presidente López Obrador y el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, exhibieron las bribonerías de la amiga de Héctor Aguilar Camín, la señora Casar no ha dejado de llorar en todos los rincones de los medios de comunicación corporativos.
Pero Casar, que no es ninguna tonta, quiere cambiar la jugada, distraer. Y quiere algo más melodramático: de infractora de la ley, quiere colocarse en el sudario de la víctima.
Pero Amparo Casar no es ninguna víctima. Los cobros, irregulares y antiéticos, no son más que un vil acto de corrupción. Y eso lo sabe perfectamente la columnista del periódico Excélsior.
Cuando fue exhibida, se supo que la viuda de Carlos Márquez Padilla no cobró, indebidamente, 31 millones. Ese monto fue sólo por la pensión. Adicionalmente, la panelista de Foro Tv se embolsó otros 17 millones por seguro.
Y eso “es un acto de corrupción, porque, siendo suicidio se le dio trato de accidente”, aseguró, ayer, Octavio Romero Oropeza.
Lamentablemente, para la colaboradora de la revista Letras Libres, todo se redujo a un tema de dinero. El dolor, el luto, la pena, la nostalgia (en teoría) por un ser amado se pospusieron.
Y es que, por si fuera poco, la colaboradora de la revista Nexos permitió que sus hijos estudiaran, a costa del erario, en el ITAM.
Y eso quiere decir que cualquier persona, si le parece bien, debería estudiar donde le viene la gana. Pero, definitivamente, lo que nadie debe hacer es pagar con dinero del pueblo de México.
Infelizmente, todavía hay un par de cosas más en este melodrama telenovelero. Los hijos de María Amparo Casar se han dedicado a seguir la ruta de sus padres: el engaño y la transa.
Da coraje leer las cartas que los hijos de la directora de Mexicanos enviaron a las autoridades escolares del ITAM.