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Arreando al elefante | Un chiste mal contado

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Ana maría Vázquez
@Anamariavazquez

Ayer me sorprendió el encabezado a ocho columnas de El Universal: “Violencia en campañas de México prende focos rojos en Naciones Unidas”. La magnificación de la violencia en el país se va haciendo eco entre los medios corporativos, reforzando el discurso de la candidata Gálvez… “ah, qué país tan violento”, y se rasgan las vestiduras, “filtran” números telefónicos de “periodistas” que te llevan a un call center de una grabación que repite “violencia, violencia, violencia”.

Un fallido discurso de miedo para quienes ya estamos permeados desde la “guerra contra el narco”, la “guerra sucia” y múltiples matanzas que asolaron al pueblo.

Pero vamos por partes, el asesinato político se asentó en México desde el período calderonista, como documentan Guillermo Trejo y Sandra Ley en el libro Votos, Drogas y Violencia, ed. Penguin Book/Debate; con Fox y Peña no se dieron las políticas públicas que detuvieran al crimen organizado, por el contrario, permitieron que éste siguiera creciendo, quizá como distractor para cubrir los escandalosos manejos económicos para unos cuantos en detrimento del pueblo.

No es sino hasta este gobierno que, mediante política social y programas específicos se comienza a luchar contra el narcotráfico, cuando antes se permitió incluso su apología en series y películas. Ser narco se convirtió en moda y hasta se viralizó un video en el que un niño de no más de 4 años soñaba con ser narco mientras en su fiesta de cumpleaños lucía orgullosamente su disfraz coronado con una mini ak47 de plástico.

¿De qué hablan los que magnifican la violencia?, de un modo de vida y una moda aspiracionista que ellos implantaron o por lo menos, toleraron. Los medios que ahora se hacen eco de la “violencia”, callaron masacres y protegieron cárteles. Su silencio de entonces los delata ahora.

La violencia existe, pero los que piensan que puede ser erradicada por arte de magia, se equivocan, la raíz está enquistada incluso internacionalmente y tomará mucho tiempo reparar el daño causado. Dejo para el final mi comentario sobre la ONU: sus “recomendaciones” no han detenido el genocidio en Gaza, ni la hambruna a la que ahora se somete a la población.

Señores, ustedes son un chiste mal contado.

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