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JORGE GÓMEZ NAREDO
@jgnaredo
Fue un escándalo: Sandra Cuevas, alcaldesa de la Cuauhtémoc, al recibir un reclamo de un ciudadano, pidió a sus guaruras que lo golpearan. Éstos, rápido, fueron a donde se ubicaba el ciudadano (que paseaba con su perro) y lo golpearon en la cara y en la cabeza. Patadas, puñetazos, gritos amenazadores.
Comenzaron a circular los videos de los hechos. La gente en las redes sociales se indignó. Y era entendible: el ciudadano no era una amenaza, y que fuera la mismísima alcaldesa quien lo señaló para ser golpeado, es algo inadmisible.
Al principio, Sandra Cuevas guardó silencio, como si no hubiera pasado nada. Pero la presión fue tanta, y los videos circularon con tanta viralidad, que tuvo que hablar de lo sucedido. Y lo que dijo fue algo inconcebible.
Afirmó que su integridad estaba en riesgo ante el ciudadano a quien tildó de “loco”, y que por eso su equipo de seguridad lo fue a golpear. Además, minimizó los golpes, a los cuales conceptuó como “zapes”. Indicó que cuando vio al ciudadano con su perrito paseando en pleno paseo de la Reforma, sintió miedo y en alto riesgo.
Sin duda lo sucedido es indignante. Una funcionaria pública no puede mandar golpear a un ciudadano porque éste le reclama algo. Es algo que en un México democrático es inaceptable.
Sandra Cuevas ha sido una alcaldesa, por decir lo menos, controvertida. Es agresiva, grosera con la gente, no respeta la ley y, además, parece que la alcaldía es suya y la maneja para su beneficio y no para el de la gente. Le encanta recorrer la ciudad en autos de policías, dando órdenes a sus subalternos como diciendo que ella es la mera jefa. Es petulante.
Por mandar golpear a un ciudadano, Sandra Cuevas debe dejar su cargo y debe ser castigada también. Ya basta de funcionarios que piensan que pueden hacer lo que les venga en gana porque tienen poder. Eso ya no se debe permitir. ¡Que se vaya Sandra Cuervas ya!