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RICARDO SEVILLA
Hace diez años, el gobierno de Miguel Ángel Mancera decidió subir, de dos a cinco pesos, el costo del boleto del Metro.
La excusa de Mancera fue que los dos pesos de incremento se destinarían exclusivamente para proyectos de mejora y modernización del Sistema de Transporte Colectivo (STC). Pero eso no ocurrió.
Mancera ordenó recurrir a la realización de encuestas (dizque) para recabar la opinión de los usuarios respecto al aumento en la tarifa; el 57.8% dijo estar dispuesto a pagar más si el servicio mejoraba. Pero eso tampoco sucedió.
Finalmente, la tarifa subió y el Metro, junto con la Asamblea Legislativo, fijó 11 compromisos que debía cumplir como obligación tras el incremento de dos pesos al costo del pasaje.
El primer compromiso fue la compra de 45 trenes nuevos para la Línea 1.
Sin embargo, el gobierno mancerista aseguró que sólo había alcanzado para diez, mismos que llegaron entre junio y noviembre de 2018, para que Mancera intentara despedirse con broche de oro.
La segunda promesa en la lista de Mancera era dar un mayor mantenimiento a los 45 trenes de la Línea 2, con una inversión de mil 348 millones 938 mil pesos. Pero ese fue otro cuento emanado de la corrupta fantasía mancerista que jamás sucedió.
Eso, por ejemplo.
Lo curioso es que, antes de llegar a la Jefatura de Gobierno, Mancera dijo que había pensado en una ampliación en el Metro, pero que no tenía pensado ningún incremento.
Poco después, ya como Jefe de Gobierno cambió de opinión y dijo que había pensado en un incremento, pero que haría una consulta para conocer la opinión de la gente. En ese momento, agregó, enfadado, “porque se le tiene que informar”.
Y Mancera representa la derecha, una derecha que está obstinada en regresar al poder.
