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ANA MARÍA VÁZQUEZ
@Anamariavazquez
Nos enseñaste que la televisión puede ser un medio de crítica social sin estridencia, ni politiquería, así, solamente mostrando que “Aquí nos tocó vivir”. De tu mano, un medio comercial se convirtió en un medio social interesante, crudo y a veces divertido, pero sin duda profundamente humano. Un tono de voz pausado y cálido hacía que tanto el entrevistado como el público permaneciéramos enganchados a la transmisión y en tu “Mar de Historias”, tus crónicas en primera persona, nos detallabas lo mismo la historia de una vieja grabadora de bolsillo, crónicas, que cuentos o reflexiones de vida, una riquísima vida que te enseñó a abrirte camino en un mundo en el que ni siquiera se conocía lo que era la paridad de género.
Abierta, sincera, de sonrisa fácil y con gran convicción, te recuerdo cuando brevemente nos conocimos, tu y José Emilio vivían en la Condesa, coincidimos en la tienda, con sorpresa descubrimos que solo nos separaban un par de calles, un encuentro breve, el saludo de mi marido y el tuyo y las consiguientes presentaciones.
-Nos conocemos, dije, también trabajo en el 11
Y aunque nuestras áreas eran diferentes, yo como guionista y ella conductora y directora de su programa, coincidimos un par de veces en la oficina de Lilia Aragón.
Volvimos a vernos luego de aquel encuentro en la colonia y siempre quedamos en darnos tiempo para “practicar la amistad”, pero el tiempo se nos fue sin darnos cuenta.
La última vez que te saludé fue durante “Conversando con Cristina Pacheco”, en la entrevista a mi marido Germán Robles; mirabas poco tus tarjetas de referencia y escuchabas atenta antes de formular la siguiente pregunta, tu voz dulce y tersa seguía ahí, al igual que su sonrisa…
El viernes pasado, tu voz se quebró por primera vez al anunciar tu retiro temporal de los medios debido a una grave enfermedad. 50 años de carrera, múltiples premios y una vida dedicada a la literatura y el periodismo, nos dejas hoy con un “Mar de silencio” que esperamos sea temporal; aquí estamos tus “presencias vivas, mágicas” pendientes de escuchar de nuevo esa voz tersa, cálida, eterna. Te esperamos con una “Sopita de fideo” a que regreses de tu “Largo viaje al país de la memoria”
