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ANTONIO ATTOLINI
En el complicado escenario político actual, es imperativo abordar con franqueza las decisiones que afectan el curso de las alianzas y la cohesión partidaria. La reciente incorporación de Marcelo Ebrard a nuestra coalición, si bien enriquece la diversidad de perspectivas, no puede obviar el hecho de que su tardía participación ha generado interrogantes legítimos.
Es menester señalar con claridad que la decisión de Ebrard de rechazar los resultados de una elección interna durante dos meses ha dejado un margen estrecho para la construcción de un frente unificado. La cohesión partidaria es esencial para enfrentar los desafíos actuales, y el compromiso oportuno con los procesos internos es un pilar fundamental.
La tardanza de Ebrard en sumarse a la coalición, después de concluido el proceso de selección de nueve candidatos a gobernador, plantea interrogantes legítimas sobre la sincronización estratégica y la coherencia en la toma de decisiones. En un momento donde la unidad es crucial, las divergencias temporales pueden erosionar la confianza de la ciudadanía y diluir el mensaje colectivo que buscamos transmitir.
Es esencial destacar que la participación de Marcelo Ebrard en la coalición no debería traducirse en condecoraciones, premios o compensaciones especiales. La política debe regirse por el servicio público desinteresado y la búsqueda del bien común. En este sentido, su incorporación debe ser vista como un paso para fortalecer la coalición y no como una oportunidad personal para obtener beneficios adicionales.
En un contexto político caracterizado por la desconfianza ciudadana hacia las élites, es crucial que quienes ocupamos encargos en Morena actuemos con transparencia y coherencia. Las decisiones deben fundamentarse en el respeto a los procesos internos y en la búsqueda genuina de un proyecto político que refleje las aspiraciones y necesidades de la sociedad que representamos.
En conclusión, la participación tardía de Marcelo Ebrard en la coalición plantea desafíos significativos en términos de cohesión y confianza. Como militante de Morena, abogaré por un enfoque que priorice la unidad, la transparencia y el servicio público desinteresado, recordando siempre que las decisiones deben estar guiadas por el bienestar colectivo y no por intereses personales.