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RICARDO SEVILLA
Otra de Enrique Graue. Una más de la UNAM. Y, francamente, ya da pena y repulsión la estulticia que se anida en rectoría. Es lamentable que, hasta sus últimos días, en la máxima casa de estudios están tratando de encubrir las corruptelas de Graue.
Aquí mismo, en este medio de comunicación, le revelamos que Graue Wiechers no es doctor ni maestro. Pero ahora podría no ser ni licenciado en medicina.
Y es que, hasta el momento, parece ser un secreto en rectoría cuál fue el método que utilizó el oftalmólogo para conseguir su licenciatura.
Resulta que su tesis no aparece por ninguna parte. Y tampoco existe registro público que explique cómo fue que el aún rector de la UNAM consiguió el título de médico cirujano.
Pero le doy más datos: pese a que Enrique Graue, como mucha gente sabe, detenta el grado de licenciado en medicina, mismo que le fue otorgado hace 47 años, en 1976, de acuerdo con en el Registro Nacional de Profesionistas de la SEP, ocurre que su tesis no puede ser consultada en línea. Y nos dimos a la tarea de preguntar en rectoría si saben cuál es la razón, pero, hasta el momento, no se han dignado contestarnos.
Lo curioso —o mejor dicho: lo anómalo— es que Graue cuenta con una especialidad en oftalmología —igual que la tuvieron su padre: Enrique Graue Díaz-González y su abuelo: Enrique Luis Graue Glennie—. Eso no es ninguna irregularidad. Lo extraño es que Graue dice haberla obtenido a través de la tesis llamada: “Efecto del metacrilato sobre el endotelio corneal y prevención del daño celular con hialuronidato sódico al 1%. Trabajo experimental en córneas de conejo”, una tesis presentada hace 45 años, es decir: en 1978.
Y eso sí que resulta curioso, por decir lo menos, porque la SEP registra que el grado le fue otorgado en 2001, es decir: 24 años después. Pero no se lo dio la UNAM.
Curiosamente, le fue concedido por el Consejo Mexicano de Oftalmología, una institución que fue fundada por su padre y que, por cierto, el mismo Enrique Graue presidió de 2004 a 2006.
Ahora mal: la mentada tesis de licenciatura no aparece por ninguna parte. Y en rectoría no saben dónde podría estar. Y si se les pregunta, guardan un silencio vergonzante o eluden la respuesta.