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SAMUEL CANTÓN ZENTINA
No habiendo enemigo al frente, con la revelación -el próximo lunes- del virtual precandidato a gobernador de MORENA, se verán las prioridades que a partir del 2024 (ya como mandatario) deberá atender.
La primera, y más importante, es la reconciliación de los tabasqueños.
Se acabaron los tiempos de soberbia, grupismos y enfrentamientos.
De ahí, el inminente triunfador -superó ¡por 30 puntos! al segundo- ha de comenzar a escuchar otra vez a sus coterráneos.
Solamente entonces Tabasco estará listo para retomar la senda de la prosperidad, y el camino -irremediablemente perdido- de hacer bien las cosas tomando en cuenta a la población.
La politiquería, el ejercicio del poder unipersonal, el uso faraónico de recursos públicos, los sueños imperiales de cenicientos torpes, quedan por el momento interrumpidos en el Edén.
Fuera de agenda temporalmente la “grilla”, es hora de regresar a los temas que verdaderamente interesan a la gente, como la seguridad, control de precios al consumidor, empleos y calidad -absolutamente desatendida- de los servicios públicos.
De gobernar con todas sus letras, pues.
El cambio de administración será también oportunidad para exigir de nueva cuenta obras estéticas y funcionales a los constructores, evitando monstruosidades sin sentido que, no obstante, cuestan un ojo de la cara a la ciudadanía.
Sobre todo porque difícilmente se volverá a tener el apoyo presupuestal total e incondicional de México.
Tabasco es un desafío que se resume fácilmente: tiene ya que recuperar terreno en la región, al menos, y adelantar fichas para no marginarse más ante estados como Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
La manera de hacerlo es gobernando con todos, sin dioses ni predestinados, e invirtiendo en infraestructura en vez de en campañas fracasadas.
Y DE MAÑANA…
LOS DIPUTADOS no deben ceder a la presión del corrupto Poder Judicial para que se mantengan los fideicomisos multimillonarios de un grupillo de privilegiados…
