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JORGE GÓMEZ NAREDO
@jgnaredo
No cabe duda de que Andrés Manuel López Obrador es un genio de la política. Y un ejemplo basta para demostrar esto de forma contundente.
Cuando el presidente supo que Claudio X González (que ha demostrado que es muy torpe en política) la impulsaba, vio una posibilidad de destruir aún más a la derecha. ¿Qué hizo entonces? Pues la destapó en la mañanera. Dijo: “ya la impusieron”. Dio a entender que era algo ya invariable, y que sería sí o sí la candidata a la presidencia de la República.
En ese tiempo, muchos que simpatizan de AMLO se preocuparon: no entendían por qué el presidente le daba tanta atención a Xóchitl Gálvez. Creían que si la seguía mencionando, le daría mucha popularidad, la haría crecer, y se convertiría la panista en una muy buena candidata. Per AMLO lo tenía todo bien medido.
Habló tanto de Xóchitl que fue inevitable que los partidos de oposición se decidieran por ella. Pensaron, por la reacción del presidente, que era la indicada, que estaba temeroso, y que un perfil como el de Xóchitl podría competir por la forma en cómo AMLO la estaba mencionado. Nada más alejado de la realidad.
Xóchitl, hoy lo sabemos, es una pésima candidata: a) por corrupta; b) porque es muy fácil hacerla explotar; c) porque una parte del PAN no la quiere y el votante del PRI no la votará; d) porque en un debate Claudia Sheinbaum la hará trizas.
Y no sólo eso: Xóchitl tenía ciertas posibilidades de competir en la Ciudad de México, pues cierta clase media la ve con simpatía. Pero al ponerla de candidata presidencial, la oposición en la capital del país se quedó con perfiles más corruptos que la propia Xóchitl, y que tienen menos posibilidades de competir.
Además, AMLO sabía que Xóchitl sería un desastre como candidata. Y lo ha sido.
Así pues, con unas menciones en la mañanera, AMLO impuso a Xóchitl, la exhibió como corrupta y, además, quitó a un perfil medianamente competitivo para que en la CDMX los panistas se hagan trizas para elegir a un candidato muy limitado.
Y de esto, la oposición no se dio cuenta…
AMLO es un ajedrecista en política. Y lo demuestra todos los días.