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SALVADOR GUERRERO CHIPRÉS.
Si hay una figura cultural y política asociada a la capacidad de iluminar nuestra memoria y actualidad respecto del 68 y el cambio democrático, ella es Elena Poniatowska.
Se reunió este fin de semana con Clara Brugada en la antesala de los 55 años de aquella “Noche de Tlatelolco”, cuando gobernaba el país Gustavo Díaz Ordaz al frente de un aparato represor de estudiantes.
Elenita, como la llamamos quienes hemos participado en múltiples movilizaciones y luchas sociales durante los últimos 45 años, acompañada de Martha Lamas y Jesusa Rodríguez escucharon y aplaudieron a Brugada en su presentación en El Vicio. Había afirmado “yo quiero una ciudad feminista y no tengo miedo a llamarme así; una ciudad cuidadora porque la transformación de la vida pública ya ocurrió, ahora necesitamos el sistema de cuidados e iniciar la transformación de la vida privada” en alusión al espacio más violento contra las mujeres.
Por si hay dudas entre la visión pragmática y la programática, Brugada también aludió al “segundo piso” de la transformación que encabezará Claudia Sheinbaum y su deseo de acompañarla desde la capital que ahora gobierna Martí Batres.
Y en Ciudad Universitaria, como en el 68 relatado por Poniatowska, este domingo los estudiantes la abrazaron. Gritaban en coro, como sólo los más jóvenes saben hacerlo: “aquí están las juventudes con la ruta Clara”. Defendieron la autonomía en aquel año, en los ochentas, en el 2000 ante la polémica enardecida por la presencia de la Policía Federal. Utópicos por definición, arroparon a la aspirante a coordinar la 4T en la CDMX y a Paco Ignacio Taibo, con quien compartió encuentro.
A ver quién más va a CU.
En la alcaldía Benito Juárez, inédito desde la campaña de Andrés Manuel López Obrador y Sheinbaum, se realizó la más amplia manifestación en lo que algunos necean en calificar como un centro-poniente ajeno a ella. Y se pueden ganar gobiernos sin perder pueblos.
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