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Altavoz | 1810

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Salvador Guerrero Chiprés

Disminución en incidencia delictiva, inicio de un sistema de recompensas, fortalecimiento de coordinaciones territoriales y el operativo Iztapalapa-Tláhuac son evidencia de la continuidad de un esfuerzo de seguridad que es la traducción de la variable esencial: determinación política.

En agosto de este año, los resultados son tan significativos como la expectativa ciudadana de profundizar el esfuerzo.

El número de delitos registrados en ese mes fue de 1,810 —casualmente el mismo número en año de la Independencia de México a celebrarse esta semana en su 213 aniversario—; ningún otro mes, desde la existencia de registros sistemáticos y de rigurosa metodología, había presentado una cifra menor.

Al encabezar ayer la presentación de los resultados de incidencia delictiva, el Jefe de Gobierno de la CDMX, Martí Batres Guadarrama, recordó la creencia de haber llegado al piso cuando hay una tendencia a la baja. Ahí puso el reto: continuar con la disminución.

Operativos exitosos, como el de Iztapalapa, donde la alcaldesa Clara Brugada ha contribuido de manera central, permitieron bajar el promedio semanal de homicidios de 3.7 a 1.7; el programa de recompensas por generadores de violencia, con el primer detenido, o el trabajo de inteligencia entre coordinaciones territoriales son factores explicativos. Y falta.

Menos delitos tienen una consecuencia natural, pues, como lo dijo la Fiscal Ernestina Godoy, una Ciudad que apuesta por la seguridad “nunca será zona de confort de ningún grupo delictivo”.

Continuidad, ahora con el relevo en la SSC a cargo de Pablo Vázquez, tras el exitoso servicio de Omar García Harfuch, es fundamental. Un resultado ilustrativo es haber pasado de 81 robos de autos con violencia diarios en 1998 a 4.3 este año.

Hay récord. También de voluntad convergente entre autoridad y ciudadanía, cada vez con mayor confianza.

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