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No transo ni negocio con los principios en los que creo: Monreal

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CIUDAD DE MÉXICO. – Nada felices ni tranquilos corrieron los meses y los años después de que Ricardo Monreal Ávila dejara la gubernatura de Zacatecas, desde el día que Andrés Manuel López Obrador anunció que dejaba la jefatura de Gobierno del Distrito Federal para contender por la Presidencia de la República en 2006. Año en el que el zacatecano –que ya llevaba una década acompañándolo en su lucha–, fue electo por segunda vez como senador de la República. Posición que comenzó a utilizar, para señalar que el poder federal –en manos del PAN, desde el 2000– pretendía evitar el cambio de régimen que la sociedad intentaba lograr a través de la vía democrática.

Decía que después de las elecciones de 2006, la nueva administración federal, al igual que la del panista Vicente Fox, también atacaba a quienes apoyaban el movimiento lopezobradorista, que se oponía a la “imposición” de Felipe Calderón y, sobre todo, a “la violación de los derechos democráticos de las personas”. Sostenía que el poder no era lo que lo impulsaba a confrontar de manera directa estos “abusos”, pues aseguraba tener la convicción de que era necesario elegir democráticamente a sus gobernantes; proteger a los más vulnerables y necesitados; garantizar el acceso a la salud, la educación y la justicia para cualquiera, sin olvidar la igualdad de oportunidades para todas y todos.

Así pues, lo que se respiraba en esa época era un ambiente de tensa calma. Frágil tranquilidad que para Monreal se trastocó a mediados de diciembre de 2008, cuando su hermano Cándido fue llamado a declarar ante el Ministerio Público federal de Fresnillo, Zacatecas, por una denuncia que señalaba que en una bodega de su propiedad se habían visto personas y camionetas, que no eran del lugar, realizando actividades “sospechosas”. Dedicado al procesamiento de chiles secos por temporada, Cándido declaró que la bodega solo la utilizaba de agosto a octubre –temporada en la que se comercializa el chile–, por lo que el resto del año la cerraba, salvo cuando acudía o enviaba a algún trabajador a sacar implementos agrícolas.

Para Ricardo, todo aquello era parte de un montaje para desalentarlo a seguir participando en la vida política de Zacatecas y del país, dentro de la izquierda. Le parecía que los ataques en su contra de 1997, ahora retomaban nuevos bríos y más presión sobre integrantes de su familia. Si bien esto le preocupó, al igual que al resto de sus parientes, se mantuvo firme y convencido de que, al final, nada sucedería. No fue así.

El 22 de enero de 2009 su familia y él mismo fueron vinculados con actividades ilícitas. Entonces sospechó que el citatorio a Cándido había sido solo el inicio de lo que se estaba preparando en los sótanos del poder. Todo comenzó a partir de una denuncia anónima y del presunto hallazgo, por parte de elementos del Ejército, de 14 toneladas de mariguana, así como de dos presuntos delincuentes en la bodega de Cándido.

Según la averiguación AP/PGR/ZAC/144/II/CS/2009, a las 11 de la noche, después de observar como “comportamiento sospechoso” de una persona que ingresó a la bodega, los militares accedieron al inmueble donde hallaron la mariguana y sorprendieron a los presuntos delincuentes.

Andanada de ataques

A partir de entonces, los ataques en contra de los Monreal Ávila, crecieron exponencialmente, a pesar de que ni la mercancía encontrada en el inmueble ni las personas detenidas durante la operación –según se acreditaría más adelante– tenían vínculo alguno con las actividades realizadas por Cándido o por otro miembro de su familia. Cuatro días después, el 26 de febrero, Cándido fue notificado de que su bodega quedaba ministerialmente asegurada, y que la propiedad había sido puesta a disposición del Juzgado Segundo de Distrito en el estado de Zacatecas, bajo el proceso penal 11 /2009.

Posteriormente, David, otro de sus hermanos, fue llamado a declarar, debido a que originalmente la bodega fue adquirida en copropiedad en la que él participaba. Se le llamó, a pesar de que Cándido ya había acreditado –con el título de propiedad y el contrato de compraventa respectivo– que el inmueble era única y exclusivamente de su propiedad.

El escándalo trascendió a nivel nacional. Incluso consiguió interrumpir las labores legislativas de Ricardo, ya que diversos medios de comunicación lo vincularon con la investigación en curso. Por este motivo, en mayo de 2009, solicitó licencia al cargo de senador de la República, hasta en tanto la PGR concluyera sus investigaciones.

Lo hizo en sesión pública de la Comisión Permanente celebrada el 20 de mayo de 2009, con el objetivo de que la investigación se llevara a cabo con la transparencia y eficiencia necesarias. Más tarde declararía que lo hizo, porque no podía guardar silencio en momentos que el país se encontraba en la coyuntura en que la política y los partidos estaban perdiendo la confianza de la sociedad, y debía demostrar que existen políticos que no se escudaban en el fuero para evitar la ley.

“(…) Han sido varios días de una andanada mediática en contra de mi familia y mía, lo mismo en mi estado que en la República mexicana. He sido y soy un hombre que, donde he trabajado, no transo ni negocio con los principios en los que creo. He participado en el PRI, en el PRD y ahora en el PT, nada me avergüenza de lo que he hecho en mi vida, porque lo hice con convicción”, dijo durante su solicitud que quedó registrada en el Diario de los Debates de la Comisión Permanente del Congreso mexicano.

Tres semanas después, transcurrido el plazo para el cual solicitó licencia, como la PGR no dio muestras de iniciar alguna acción en su contra, se reincorporó a sus labores legislativas. Lo que siguió en los subsiguientes años, es vieja historia que en otra oportunidad se recordará en este espacio. Pero para que esta crónica biográfica no quede inconclusa, se debe mencionar que los ataques y las conspiraciones en contra de Ricardo Monreal Ávila y su vasta familia continuarían (FIN).

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