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Salvador Guerrero Chiprés
¿Se arriesga el presidente Andrés Manuel López Obrador al denunciar inconsistencias de Xóchitl Gálvez localizadas entre el volumen y tiempo de los ingresos y funciones de la senadora panista como servidora pública y en tiempos intermedios, sean derivados aquellos recursos de contratos públicos o privados?
Las criticas furiosamente groseras, las medianas o diáfanamente pertinentes indicaban que el presidente reducía su peso político. Y luego perdieron el Estado de México.
AMLO tiene en la mano un legado histórico representado por la acción social de gobierno, correcciones estructurales, así como una popularidad previsible hasta el tramo final de su administración.
¿Puede reducirse el apoyo de la mayoría de la población por Gálvez? Difícilmente. Hay 23 gobernadores de Morena y un mandatario poderoso.
¿Gálvez va a representar algo más que la suma de las fuerzas opositoras contundentemente señaladas por la prensa y Morena como corruptas en los años previos al 2018? Muy probablemente se votará por Claudia Sheinbaum Pardo contra Gálvez, considerando las encuestas. Y Gálvez no representa bellas animaciones de inteligencia artificial sino al PAN y al PRI.
1) Es más riesgo para el líder histórico de Morena perder la oportunidad de señalar al grueso de la población a quién representa y qué implica la senadora.
2) Gálvez será útil al grupo de opositores —incluidos los del Cártel Inmobiliario— quienes se beneficiarán de Gálvez ausente de la campaña por la CDMX.
3) Los panistas menores de 50 años hipotéticamente tendrán más espacio en el Congreso, evitarán la competitividad de Gálvez, ahora concentrada en “la Presidencia”.
El Jefe de Gobierno, Martí Batres Guadarrama, con despliegue de mano izquierda hará una gran contribución ante la espuma panista del momento.
¿Destino funesto para la mejor y el peor de aquellos opositores que son los mismos?
