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Altavoz | Seguridad, no infundios

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Salvador Guerrero Chiprés

Mientras trata de dañarse la imagen —dado que no se puede afectar la estrategia a partir del juicio sobre sus resultados—, la seguridad en la capital nacional alinea disminución de incidencia con mejora de percepción, nuevamente, en este primer semestre.

Entre enero y junio de este 2023 se registra una disminución de 55 por ciento en delitos de alto impacto en comparación con el mismo periodo de 2019. Además, tenemos una tasa de 308 ilícitos por cada 100 mil habitantes. En este último indicador el Estado de México, que tiene una tasa de 520, Puebla con 346 y Jalisco con 326, muestran los desafíos enfrentados por entidades densamente pobladas con estrategias menos exitosas.

Los números resultan e ilustran un modelo de seguridad detallado desde que Claudia Sheinbaum asumió la jefatura de Gobierno de la CDMX, y que tiene continuidad con Martí Batres, así sea desafiante porque no hay conformismo ni comportamientos meramente inerciales, y con todo el equipo de Omar García Harfuch al frente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, incluido al subsecretario, Israel Benítez, el más tempranero y eficazmente preciso acompañante del gabinete de seguridad.

El rigor metodológico empleado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) permite argumentar que desde el 2015 —año en el cual comenzó este registro sistemático y confiable— este semestre es el que menos delitos presenta.

La seguridad pública es uno de los principales temas de preocupación ciudadana, abordada previamente de manera descuidada y frívola, especialmente en el lapso 2014-2018.

El análisis mensual DISI del Consejo Ciudadano expone pendientes en algunas alcaldías, como la Cuauhtémoc que lidera negativamente a todas las 16 demarcaciones con una tasa con 588 delitos de alto impacto por cada 100 mil habitantes.

Falta. Se ha avanzado.

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