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Salvador Guerrero Chiprés
El asalto a una joyería en Plaza Antara revela ausencias que deben ser atendidas, especialmente la de comunicación entre los proveedores y responsables de la seguridad privada y la autoridad de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
La capacidad de respuesta operativa y de inteligencia para el seguimiento y captura de sospechosos también debe asociarse con la ausente utilización de uno de los mejores instrumentos al acceso de todas y todos: la app Mi Policía.
De haber sido conocida o de haber estado disponible en los celulares de la ciudadanía presente, se habría acortado muy considerablemente el tiempo en que estuvo disponible la autoridad, muy distinta de las empresas privadas desplegadas en el centro comercial.
Si bien el apoyo en las cámaras del C5 y en videos de seguridad privada condujo a la detención de uno de los presuntos responsables en las primeras horas, luego del reporte de una visitante del lugar, las preguntas acerca del grado de vulnerabilidad que tendrían otras personas en lugares menos seguros son relevantes.
A todos es útil, además, la conexión de centros comerciales con el C5.
El trabajo desarrollado por el secretario Omar García Harfuch, primero con el impu lso de Claudia Sheinbaum Pardo y ahora con el de Martí Batres como Jefe de Gobierno, ha permitido la recuperación en la confianza ciudadana y la disminución por arriba del 50 por ciento en la incidencia delictiva.
El incidente de Antara no mella los logros estructurales. No deja tampoco de ser advertido como una escena ilustrativa de debilidades de coordinación con el segmento privado de la seguridad.
Imposible no pensar también en una abierta provocación delincuencia l para medir la reacción de la fuerza privada y pública. Serán detenidos.