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Salvador Guerrero Chiprés
Agitada pero unánime; intensa y diversificada, pero dirigida a un objetivo colectivo claro; cuestionada, pero concluyente en su rumbo de continuidad en el cambio de régimen iniciado en el 2018 con la victoria de Andrés Manuel López Obrador.
la concentración de atención de los periodistas, en la disposición compartida por la mayoría de los 363 consejeros asistentes; si evitamos negar los datos de percepción publicados por todas y todos los informadores; si reconocemos que la decisión del Consejo Nacional de Morena sobre las reglas de piso parejo para la competencia interna establecida para designar a la candidata o candidato a la Presidencia de la República establecieron la ruta: entonces, ya no hay duda.
El partido predominante en su precisa disposición de un escenario acordado de competencia y lo sucedido ayer entre los consejeros morenistas —el conjunto de reglas que permitirán tener candidata o candidato en la primera semana de septiembre próximo— apuntan de manera clara y adelantada a la victoria de un partido que carece de adversario en calidad y en cantidad de respaldo social semejante al dirigido por AMLO como figura histórica y por los dirigentes formales, como Mario Delgado y Citlalli Hernández como personajes centrales: la Presidencia será de Morena.
Y ante los ojos de todos, también, con las mismas evidencias, manifestaciones, gritos, interés, votos, cobertura, queda claro que hay un clima histórico a favor de una mujer al frente de la presidencia —sí, Claudia Sheinbaum—, a una política que nunca perteneció al PRI, aunque tiene la sensibilidad y apertura de hablar con quienes dentro del partido sí lo hicieron y de fuera de él ahora la buscan para ingresar al movimiento social en cuyo nombre Morena interpretó ayer la sugerencia presidencial: unidad y continuidad.
