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Ricardo Sevilla
La oposición no entiende lo que está pasando en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y menos lo entienden los “periodistas” y columnistas que, fieles a sus hábitos chayoteriles, siempre han corrido detrás del
dinero. De ahí que estos “reporteros” defiendan un tema del cual no entienden un cacahuate. Pero seamos claros: estos opinólogos profesionales, no entienden qué significa exactamente el llamado Plan B. Y eso propicia que, despistados como están, desinformen.
¿Sabrán Enrique Krauze y su hijo León, por ejemplo, que el Plan B es una reforma que implica cambios en la ley federal de instituciones y procedimientos electorales, en la ley general de partidos políticos y en la ley orgánica del Poder Judicial de la Federación? Honestamente, no lo creo.
Y es que Krauze y sus subordinados, como el aviador Guillermo Sheridan, solo saben vivir parasitariamente. Y hay que desarticular su narrativa golpista con lo mejor que puede haber en términos intelectuales: con argumentos. El llamado Plan B, que es una reforma impulsada por el presidente López Obrador, asegura cambios benéficos para la vida política de nuestro país. ¿Y cuáles son esos beneficios y por qué nadie habla claramente obre ellos? Aquí los tiene: dentro de las principales ventajas están: reducción de más del 87% del personal del INE, eliminación de los fondos y fideicomisos del INE, asegurar que ningún trabajador del INE gane más que el presidente de la república, reducir de 300 a 260 los consejos distritales del INE, elección de consejeros electorales y magistrados por medio del voto del pueblo. ¿Y qué de malo le ve la oposición a este Plan B? ¡Todo! ¿Y sabe por qué? Porque a esta cúpula onanista y narcisista solo le preocupa tener privilegios.
De ahí la importancia que tuvo, ayer, la postura de la ministra Yasmin Esquivel, quien se opuso con firmeza a que invalidaran el Plan B.
Al verla y escucharla disertar y argumentar, nos damos cuenta de que no todo en la SCJN está podrido y, al fin, encontramos a una ministra decidida a velar por los intereses del pueblo. Y es ahí cuando entendemos la virulencia de los ataques sincronizados contra ella: con Esquivel la Corte se dignifica.
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