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Ricardo Sevilla
Ayer, en Palacio Nacional, reapareció el presidente López Obrador. Y, para chasco de los grupos conservadores, resulta que no es un holograma ni un doble, como locamente supusieron en la oposición. Todo lo contrario: Andrés Manuel López Obrador es un presidente vivo, latente y de carne y hueso. Un hombre que, aunque no bosteza ni toma agua y puede permanecer de pie durante varias horas sin hacer aspavientos, no es una visión gráfica.
Y peor aún: para infortunio de sus opositores, que como pájaros de mal agüero le deseaban toda clase de males y calamidades, AMLO encabezó la Conferencia Presidencial (Mañanera).
Y ¿cómo se le vio? ¿abatido, preocupado, desolado? Como hubieran querido los voceros del neoliberalismo, ¡no, por cierto! A López Obrador, contra todo pronóstico de sus adversarios, se le pudo observar sano, fuerte y con un carácter firme. Tan firme que sus opositores, durante todo el día de ayer, estuvieron acusándolo de flamígero. “Es que nos llamó cochinos, puercos y marranos”, nos dijeron algunas fuentes del propio “periodismo” corporativo.
Pero López Obrador no está enojado, sólo está exhibiendo a los “ladrones que no tienen llenadera”. Y eso, sin duda, les duele a los cleptómanos. Y les pesa porque, en otro tiempo, cuando ciertos medios de comunicación fungían como la vocería de los presidentes en turno, nadie se atrevía a cuestionar sus “verdades” y sus “noticias”.
Pero ahora es distinto: López Obrador no sólo los cuestiona, sino que exhibe la clase de atracadores y mercaderes que son y cómo, durante sexenios cobraron por hacer un “periodismo” a modo. Y lo cierto es que cada día, eso sí, el Presidente se muestra más audaz en sus señalamientos. Quizá por ello, personajes que la más baja laya, que tienen bajo su influjo a los medios de comunicación corporativos, se dedicaron a elucubrar con la muerte del Jefe del Ejecutivo. ¡Mezquinos y cicateros!
Infelizmente para ellos, el presidente López Obrador no sólo ha reaparecido bastante repuesto, sino también, a juzgar por lo visto, dispuesto a seguir revelando la clase de racistas, clasistas y ladrones de cuello blanco que hay en la oposición. Y para mayor tragedia de sus opositores, López Obrador ya está de vuelta. Y recargado.
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