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Se alía con Claudio X. González, un oscuro y sospechoso personaje ligado a Genaro García Luna quien se creyó intocable
Enrique Sánchez Márquez
Alejandra del Moral juega a dos caras; por un lado, ofrece sus mejores sonrisas con los desposeídos, y por el, otro acepta el apoyo del poderoso grupo de Claudio X. González, un personaje oscuro y sospechoso muy ligado a Genaro García Luna, el ex funcionario que enfrenta cuatro cargos por narcotráfico y uno por engañar a la autoridad estadounidense en su intento de convertirse en ciudadano norteamericano.
Apenas la semana anterior, de manera sigilosa y sin ningún acto espectacular, agradeció el apoyo y la solidaridad de las seis organizaciones políticas y de corte empresarial que se suman su campaña. Fiel a su catálogo moral de ganar a como dé lugar, la candidata presenta una imagen candorosa, cordial, amable en sus recorridos con los desposeídos en busca del voto, pero sin tocar para nada el desastre de gobierno en que ha sumido Alfredo del Mazo al Estado de México, frente a tanta corrupción.
La candidata priísta de la alianza “Va por el Estado de México” prefiere compartir el poder con las llamadas “organizaciones civiles” que encabeza Claudio X., el mismo que desde 2012, empezó a preparar la candidatura presidencial de García Luna. Claudio X. González personaje oscuro y sospechoso, representa la figura de corrupción más notable, que no pide comisión o ayuda para terceros. Va en busca de poder y lleva siempre a su lado a sus alfiles, estando siempre él a la cabeza, como lo sustenta Gustavo de Hoyos a quien promueve como candidato presidencial, llevando como lema, ”Los mexicanos estamos hasta la madre de los políticos”.
De este pronunciamiento hecho recientemente y otros similares destaca el nombre de Genaro García, un ex servidor público que puso sus intereses por encima de sus responsabilidades, al ponerse al servicio del
Cartel de Sinaloa y, literalmente, acabar con sus rivales. De la trayectoria del empresario, el periodista Roberto Fuentes Vivar, recuerda el día en que los medios se sometieron a Genaro García Luna ese 24 de
marzo de 2011, a iniciativa de Claudio X. González. Para Fuentes, el acto de rodear, cobijar, proteger y llegar hasta el acto de veneración en favor del ex personaje policiaco, hoy recluido en una prisión de Brooklyn en espera de sentencia, lo consideró como el “primer código de autocensura periodística que se pacta en México” y también como “el primer acto de fundamentalismo mediático”.
El evento “Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia”, firmado –según unas fuentes- por más de 700 medios, mientras que otros señalaban a propietarios y representantes de 175 medios de comunicación, fue una muestra de sojuzgamiento mediático. Para ese momento García Luna era una especie de vicepresidente y Claudio X- González era el director de la Fundación de Televisa, promotora del acuerdo entre comunicadores. En el evento, realizado en el Museo de Antropología y presidido por Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego, participaron como conductores Carlos Loret de Mola y Sergio Sarmiento, mientras que Javier Alatorre (Tv Azteca); José Cárdenas (Radio Fórmula); Jorge Fernández Menéndez (Excélsior); Ciro Gómez Leyva (Milenio Televisión); Adriana Pérez Cañedo (Canal 11 y Enfoque); Óscar Mario Beteta (Radio Fórmula); Leonardo Curzio (Enfoque); Pedro Ferriz de Con (Grupo Imagen); Joaquín López Dóriga (Televisa); Carlos Puig (W Radio), y Denise Maerker (Televisa) leyeron cada uno de los puntos del decálogo. Con ese primer acto de fundamentalismo mediático ese grupo se erige como el dueño absoluto de la verdad y el resto se convierte en delincuente.
“Después de esta vista panorámica, hay que entrar al decálogo que presentaron: En este sentido, en cada uno de los diez puntos que se leyeron, hay un mensaje común que puede sintetizarse en la siguiente frase
“nosotros somos los buenos y ellos los malos». Todos inclinados a García Luna Un panorama similar, seguramente dejó embelezada a la candidata priista, quien sin dudarlo, le ha puesto en charola de plata la posibilidad de co-gobernar, llegado el caso de un posible triunfo.
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