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Antonio Attolini Murra
Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador dice que la paz es fruto de la justicia, no habla en el aire o hace una metáfora difícil de interpretar. Por el contrario, con su característica franqueza, nos recuerda
lo importante de garantizar como derechos todas y cada una de las necesidades que cualquiera tiene para vivir con un mínimo estándar de dignidad y bienestar. Y es que tras décadas de una guerra despiadada que
se libró a la suerte del pueblo, hoy tras los buenos resultados a nivel nacional en materia de seguridad, es absolutamente normal que nos preguntemos qué se sentirá vivir con total y plena paz. Tener un momento de reflexión para pensar sobre el camino recorrido, pero aún más en el camino por recorrer.
Quienes somos originarios de la Laguna, recordamos con tristeza los hechos del 20 de agosto de 2011, cuando en medio de un partido del Santos Laguna frente a Monarcas, una balacera interrumpió uno
de los espectáculos más puros y populares: un partido de fútbol. Y es que a ese nivel llegó la degradación de un régimen que nunca fue capaz de garantizar el final de la corrupción, menores tasas de desigualdad y
un mayor desarrollo compartido. Desde esa cruda época que representó el calderonato, en Coahuila se intentó instaurar la idea de que la seguridad era fruto de un montón de armas en grupos tácticos y discrecionales a sueldo del Gobierno del Estado.
Y la verdad es que no hay nada más lejano de la realidad. La seguridad se construye aumentando las pensiones para adultos mayores. La seguridad se construye cuando un joven se capacita laboralmente y otro recibe una beca para estudiar, sin importar el nivel de escolaridad que esté cursando.
La seguridad se construye cuando el salario mínimo aumenta sobre la inflación, para que más personas puedan llegar al final del mes y cada vez menos puedan decir que el hambre es algo testimonial en sus vidas. La seguridad se construye cuando el Estado se hace presente con bancos del Bienestar y pide perdón a las víctimas. La seguridad no la construyen Humberto Moreira ni Miguel Ángel Riquelme. En realidad, la
seguridad la construye el pueblo, cuando lucha por ser una sociedad más libre, que invariablemente, implica ser una más justa e igualitaria.