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Ricardo Sevilla
Ayer, Felipe Calderón, escondido desde un algún recóndito lugar, salió a exponerle su “admiración” a Javier Laynez, el ministro que frenó el “Plan B” de AMLO. Cabe recordar que Laynez fue el segundo y último ministro postulado por Enrique Peña Nieto y, ahí como no queriendo la cosa, ocupará el cargo en la Corte hasta el 2030.
No es difícil entender la empatía que hay entre Calderón y Laynez: ambos están empeñados en frenar la Cuarta Transformación y a ambos les gusta el alcohol en exceso. No hay que olvidar que, en octubre de 2021, Laynez fue detenido por autoridades municipales de Tránsito y Vialidad, en Torreón, al advertir que conducía ebrio.
Más allá de su (desmesurado) gusto por el alcohol, Laynez, quien desde hace ocho años es ministro de la SCJN, estuvo en el ojo del huracán el viernes pasado por una resolución: la que suspendió por tiempo indefinido la aplicación de la reforma electoral que impulsó el presidente López Obrador, mejor conocida como “Plan B”. Javier Laynez estudió Derecho en la Universidad Regiomontana y un doctorado en Derecho Público en la Universidad de París. Fue profesor en el Colegio de México y en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde se hizo amigo de piquete de ombligo de los itamitas que hoy tienen secuestrado el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
Laynez “se ha distinguido por sus sentencias técnicamente sólidas en apego a la Constitución”, dice Tito Garza Onofre, quien da la casualidad de que, además de ser investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, es el delfín de José Ramón Cossío. El dato no es menor si consideramos que Cossío, de acuerdo con nuestras fuentes, quiere impulsar a Garza Onofre como ministro. Durante el sexenio de Peña Nieto, Laynez participó en la redacción de la Reforma Energética y, por esa razón, legisladores del PT y del PRD (que hoy le apuestan al olvido) cuestionaron su postulación a la Corte, puesto que consideraron que si llegaba al cargo frenaría los amparos en contra de la dichosa reforma. Y antes de ser ministro de la Corte, trabajó como consejero jurídico de Ernesto Zedillo y Vicente Vox. Ahí nomás.