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Salvador Guerrero Chiprés
Lo que empezó como la organización para el cambio de mayordomía de la Virgen de la Candelaria, en Iztapalapa, terminó en tragedia: una persona sacó un arma, disparó contra 13 y mató a tres. Nada justifica la violencia, como esa registrada el mes pasado. Debe ser rechazada al tiempo que se fortalecen esquemas para impedir la combinación del alcohol y armas, y se promueve la resolución pacífica de los conflictos.
La temporada de carnavales comenzó en Iztapalapa, espacios para la convivencia popular armónica en los cuales la alcaldesa, Clara Brugada, ha sido firme en su mensaje: no se permitirá la portación de armas o que disparen al aire. Quien lo haga, será detenido. Una política de seguridad que se acompañará con la ley seca esta semana en las fiestas en Santa Cruz Meyehualco.
Acompañar la voluntad ciudadana para una sana convivencia, con programas encaminados a la paz resulta esencial. Bajo esa noción opera Sí al Desarme, Sí a la Paz, encabezado desde la Secretaría de Gobierno
por Martí Batres, que ayer instaló un módulo de canje de armas en el atrio de la parroquia del Señor de la Santa Cruz. Los datos indican que el 30 por ciento de los homicidios dolosos son por riñas originadas en el ámbito vecinal y en las que los participantes tenían armas de fuego.
El trabajo coordinado por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, en el gabinete de seguridad, es parte central en la transformación hacia espacios seguros. Promover esquemas de resolución de conflictos vecinales por la vía del diálogo, como lo hace la Procuradora Social Claudia Galaviz, es otro factor que suma. Tan solo entre 2022 y este año, cerca de 2 mil personas han buscado orientación en el Consejo Ciudadano de la Ciudad ante problemas con sus vecinos. Terminar con la violencia en la ciudad es labor de todos.