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Ricardo Sevilla
Como usted sabe, el domingo marcaron las huestes de la oposición. Hay quien dice que hubo entre ochenta y cien mil personas en la plancha del Zócalo capitalino. Algunos, sobre todo en los medios de comunicación corporativos, dicen que fue todo un éxito. Y otros, sin embargo, pensamos que fue un fracaso.
Comparada con otras movilizaciones, sin duda, se trató del mitin más exitoso de la derecha. Pero si lo comparamos, por ejemplo, con la última movilización convocada por el presidente López Obrador, entonces podríamos decir, categóricamente, que fue un rotundo fracaso.
Y es que si lo vemos desde el punto de vista matemático, las cifras que tanto entusiasman a Claudio X. González, suscitan el bostezo de la mayoría. Suponiendo, sin conceder, que acudieron cien mil personas a la marcha, esa cifra palidece ante la marcha por AMLO del pasado 27 de noviembre que, de acuerdo con diferentes estimaciones, tuvo una afluencia de 1 millón 200 mil personas.
Es decir: la marcha en contra del llamado Plan B del presidente no llegó ni al diez por ciento de lo que alcanzó la marcha de apoyo a AMLO. Le faltaron 1 millón cien mil personas para empatar con la movilización de apoyo al presidente. Es curioso que la oposición lance campanas al vuelo cuando sus cifras son tan exiguas. Veamos: México tiene 130 millones de personas y la derecha celebra un mitin de cien mil personas. Es
ridículo, simple y llanamente, porque ese número es pequeño comparado con la población total de este país. Si pensamos por un momento en que la CDMX tiene 16 alcaldías, y que la alcaldía más pequeña es Iztacalco, teniendo más de 400 mil habitantes, veremos que la movilización del conservadurismo no llegó ni a la mitad de la población Iztacalquense.
Qué bueno que celebren que ya están logrando una mayor convocatoria. Y qué terrible es que, pese a los recursos que han dilapidado en Twitter, Facebook, Instagram y TikTok sus movilizaciones sean tan desangeladas. Podrán comprar publicaciones de 300 mil pesos en los periódicos de derecha, podrán alquilar granjas de bots, que cobran 300 mil pesos mensuales, pero lo que nunca podrán comprar es la adhesión del pueblo mexicano.