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Jorge Gómez Naredo
Desde el 2018, la oposición le ha apostado
a criticar todas las acciones que emanan del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
En especial han vilipendiado los programas de apoyo social, como la pensión a adultos mayores, las becas a estudiantes y las ayudas a personas con algún tipo de discapacidad.
Han dicho de estos programas sociales que son “clientelares”, que la gente “no se los merece”, que no producen bienestar sino personas holgazanas, que es tirar el dinero a la basura…
Lo han repetido hasta el hartazgo, y por todos los medios posibles.
Esta estrategia de ir en contra de los programas que se pensaron para lograr equidad es una estrategia suicida. La gente, durante años, sintió que los gobiernos sólo le robaban.
Con los programas sociales del presidente López Obrador, millones de personas se han sentido integradas a un país que durante años los ninguneó e invisibilizó. Y no han visto esos apoyos como un “dádiva”, sino como un acto de justicia.
Esto, al pueblo, no le impide ser agradecido, y por eso el apoyo hacia el mandatario es cada vez más amplio y profundo.
Millones de mexicanos entienden que el gobierno de AMLO ha sido un gobierno para el pueblo, y no como los anteriores, que sólo se enfocaban en beneficiar a unos cuantos. Por ello, la estrategia de los opositores, al criticar estos programas sociales tan importantes y simbólicos, es un acto suicida.
Cada vez a más mexicanos les queda claro que la hoy oposición no sólo perjudicó al pueblo cuando fue gobierno, sino que hoy quiere que se regrese a ese pasado donde lo que menos importaba eran los humildes.
Sin duda los opositores están perdidos en su laberinto. Allá ellos.