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Arreando al Elefante | El IMSS y la cultura

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Ana María Vázquez 

A raíz de los 80 años del IMSS cabría hacer una brevísima reseña de lo que esta institución ha hecho por la cultura y en particular en el teatro en México.

Fue hacia finales de los 50 y principio de los años 60, cuando Benito Coquet, entonces director de esa institución, consiguió que el gobierno de entonces
invirtiera en la construcción de sesenta espacios teatrales, de los que siete teatros estarían distribuidos en la capital y con los cuales se complementarían
las prestaciones sociales de los derechohabientes y el público en general, conscientes de que la cultura teatral es uno de los pilares de lo que entonces era
el lema del sexenio de Miguel Alemán “el progreso social”.

Coquet encargó al arquitecto Alejandro Prieto (hermano de Julio Prieto, escenógrafo y del que el antiguo teatro Xola lleva ahora su nombre) la creación de los espacios teatrales que sirvieran tanto para las mejores producciones de la época, como para el fomento cultural a través del teatro, conciertos, talleres y cursos. Fue así como para 1963 comenzaron a inaugurarse uno a uno los teatros del Seguro Social: Teatro Tepeyac, Teatro Legaria, Teatro Independencia, Teatro Morelos, Teatro Hidalgo, Teatro Cuauhtémoc y el entonces Teatro Xola.

Fue tanto el entusiasmo y la prisa por cumplir la monumental encomienda que el arquitecto Zedillo Castillo, responsable de esta obra en particular, sufrió el que quizá fuera el momento más embarazoso de su vida, va la anécdota: Durante el recorrido inaugural del espacio y rodeado por personalidades del espectáculo, la cultura, el propio Coquet y por supuesto Miguel Alemán, el arquitecto Zedillo explicaba las innovaciones del espacio con lo más moderno de la época, hablaba de la acústica, la iluminación avanzada y el foro de usos múltiples; todos estaban boquiabiertos, luego del prolongado aplauso una voz se escuchó interrumpiendo el festejo. ¿Y los camerinos?, era la voz de Ofelia Guilmáin, extrañada de que, entre tanta maravilla y modernidad, el arquitecto se
hubiera olvidado de lo más importante, los actores.

Luego de un silencio incómodo y del bochornoso incidente que quedó para la historia, el arquitecto mandó construir los necesarísimos camerinos que,
por cierto, están alejados del escenario y en la parte exterior, el único lugar donde se pudieron ubicar. ¡Feliz aniversario IMSS!

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