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Abraham Mendieta
Otra semana sin dormir para Felipe Calderón, pues este martes inicia el juicio más interesante que tendrá lugar durante el año en los Estados Unidos
de América: el de Genaro García Luna, mano derecha del expresidente y persona de su máxima confianza que permaneció en su cargo como secretario de seguridad pública de México durante los seis años de Calderonato, mientras completaba su notable salario con los dividendos del tráfico de drogas.
Con más de 1 millón de páginas de pruebas en su contra, el expediente contra Genaro García Luna es, hasta hoy, la carpeta de investigación más sólida que existe contra un exfuncionario mexicano ante una corte extranjera.
Y aunque el ilegítimo expresidente, desde su exilio en Madrid, diga que no conocía los oscuros negocios de su hombre fuerte, declaraciones y documentos revelan que altos mandos del ejército y de la policía mexicana, le informaron cuando tomó protesta sobre las actividades a las que se dedicaba García Luna.
No hay forma de que Calderon salga ileso política, moral, y hasta jurídicamente de este proceso legal que evidenciará para vergüenza internacional, cómo la narcopolítica llegó a corroer incluso al titular del gobierno mexicano.
No tardarán mucho Vargas Llosa, José María Aznar, Álvaro Uribe y todos esos nuevos amigos y jefes que tiene en darle la espalda y dejarlo solo cuando se confirme lo que en México ya sabemos todos: que la absurda guerra contra el narco fue una operación de estado para traficar con las rutas de la droga en beneficio de la clase política panista, entonces en el poder.