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Dejan de comer, de tomar líquidos, los rostizan en el sauna para llegar al peso necesario
Ernesto Castellanos Galván
Cuando el público ve sobre el ring a dos peleadores dando lo mejor de sí, y ofrecen en ocasiones peleas brutales, pocas veces se recuerda el gran esfuerzo que realizaron para dar el peso. Para algunos pugilistas eso es pan comido, porque están en su peso natural, pero para otros es un infierno registrar los kilogramos pactados.
“RATÓN” MACIAS
Tenemos el caso de Raúl “Ratón” Macías, el ex campeón mundial gallo de la NBA (ahora WBA), quien fue la gran figura del boxeo mexicano en la década de los años 50, y además ha sido el ídolo más grande que ha dado el boxeo mexicano, ciertamente por encima del “Toluco” López, Rubén Olivares o Rodolfo “Chango” Casanova, los máximos ídolos que forjó el pueblo.
Raúl Macías Guevara llamó la atención de los aficionados desde que era amateur. Y como profesional registró grandes llenos desde sus inicios al presentarse en arenas o plazas de toros. La gente se le entregaba sin reservas al “Ratón”, pero después de que ganó el campeonato el 9 de marzo de 1955 al noquear al tailandés Chamrern Songkitrat en el “Palacio de las vacas” de San Francisco comenzaron sus problemas para dar el peso. Una vez nos dijo:
“Durante algún tiempo pude dar el peso gallo (53.524 kilos), lo hacía entrenando más fuerte. Pero más adelante comenzaron los sufrimientos. Para registrar el límite llegó el momento en el que dejaba de comer desde un día antes de la pelea. Apenas me comía una o dos naranjas, por las mañanas corría varios kilómetros, y en la mañana antes del pesaje me llevaban al vapor. Subí varias veces al ring debilitado, pero ganaba. Todo hizo crisis cuando perdí la corona el 6 de noviembre de 1957 en Los Angeles ante el francés Alphonse Halimi. Hice todos los sacrificios posibles, pero en la contienda estaba muy débil, con trabajos aguanté los quince rounds y perdí por decisión. Mis golpes carecían de fuerza. Debo decir que por hacer ese sacrificio durante largo tiempo mi estómago se redujo, y en adelante me llené siempre con poco alimento”.
El “Ratón” nació el 28 de julio de 1934, y falleció el 23 de marzo de 2009. Dejó un récord de 41 ganadas y dos derrotas, con 25 nocauts.
“PUAS” OLIVARES
Los sacrificios de Rubén Olivares por dar el peso hicieron crisis el 19 de marzo de 1972, cuando perdió el título mundial gallo de la Asociación Mundial de Boxeo y del Consejo Mundial. Fue destronado por Rafael Herrera en El Toreo de Cuatro Caminos por nocaut en ocho asaltos.
Tras la derrota de Rubén se supo el caos que vivió. Una tarde antes de la pelea Olivares fue pesado por sus dirigentes Arturo “Cuyo” Hernández y Manuel “Chilero” Carrillo, y marcó el límite de las 118 libras. Olivares se recluyó en su domicilio de la colonia Tablas de San Agustín, al norte de la ciudad. Pero en la noche el hambre y la sed lo acosaron, tras días de dietas y entrenamientos extenuantes. Rubén no podía dormir, y al abrir el refrigerador de su casa encontró una piña. Olivares perdió el control y cortó un pedazo y se lo comió. Y así siguió, hasta que se la acabó. Al día siguiente llamó temprano a sus dirigentes, y les dijo lo que pasó. Lo llevaron a pesar, y estaba un par de kilos arriba del peso pactado. El “Cuyo” y Carrillo llevaron al sauna a Rubén, lo rostizaron hasta que dio el peso. Los kilos sobrantes los dejó en el vapor…. y también toda su fuerza.
En el pesaje marcó el límite, pero en la contienda era un guiñapo que se desplomó en ocho asaltos. Y ahí terminaba su aventura en peso gallo. Su carrera la siguió en peso pluma, los 57.152 kilogramos, y llegó a ser campeón del mundo en su nuevo peso.
Ejemplos como los narrados son muchos en la historia de este deporte.