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Ana María Vázquez
Imagínate que un día, por una rencilla, un poderoso se venga de ti y opera todas sus redes para encarcelarte, no solo a ti sino a toda tu familia, lo pierdes todo, dinero, trabajo y la vida que hasta ahora tenías más o menos normal. Imagina que la detención se hace pública y “modelo de efectividad” de un corporativo que posteriormente se supo tenía nexos nada legales; el caso se mediatiza y por supuesto se politiza, es pública la tortura que se ejerce al haber sido transmitida vía TV en cadena nacional.
Las pruebas que se construyen van cayendo poco a poco y el proceso se alenta, la acusación de delito grave es suficiente para determinar prisión preventiva oficiosa en la que por ley deben pasar a lo sumo dos años para dictar sentencia, sin embargo, contrario a lo que dicta el Articulo 17 de la Constitución en el que cada mexicano tiene derecho a una justicia pronta y expedita, hoy, 17 años después, Israel Vallarta seguirá en prisión preventiva en el penal del Altiplano, esperando que el limbo legal se destrabe en algún momento.
Curiosamente el secretario de Gobernación, hace un año, dijo que no se acreditaba la tortura recibida, sin embargo, en otra Mañanera el mismo presidente
nos volvió a mostrar las imágenes crudísimas del montaje de su detención y la tortura ejercida frente a las cámaras con transmisión en vivo. Las pruebas
presentadas por la defensa sobre el Protocolo de Estambul, avalan la tortura en su caso, ¿entonces?
Con todo, el Instituto Federal de Defensoría Pública se niega a permitir que Vallarta reciba un brazalete que le permita esperar la sentencia en su domicilio y la medida cautelar no será cambiada hasta que Israel Vallarta reciba sentencia que, a estas alturas, no se sabe cuándo será.
Y es que quizá a esta altura ningún juez se aventurará a modificar las medidas cautelares, a exonerarlo u otorgar algún beneficio porque sería también admitir que los procesos no son claros, y que están sujetos a la manipulación, al dinero y la corrupción imperante.
No es el único en este limbo legal, seguro habrá habrá cientos de casos en que inculpados están olvidados en prisión a la espera de que el más reumático de los elefantes del sistema, el Judicial,modifique y acelere los procesos para que entonces sí, la Constitución pueda ser brillantemente honrada.