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Jorge Gómez Naredo
¿Por qué Lorenzo Córdova y demás consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) escondieron una encuesta donde se evidencia que la gente está abrumadoramente, a favor de la Reforma Electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador?
¿Por qué después de haber sido “cachado” escondiendo la citada encuesta Lorenzo Córdova desestimó los resultados de la misma y, sin ninguna evidencia, afirmó que la gente ya había cambiado de parecer y ahora estaba en contra de la Reforma Electoral?
¿Qué intereses están detrás de la necesidad de mantener un sistema electoral caro, lento y poco eficiente? ¿Por qué los consejeros electorales, que adoran la democracia, son los primeros en negarse a admitir, siquiera discutir una reforma que establece que esos cargos que ellos ocupan los decida la gente y no los
partidos políticos? ¿Acaso así no se lograría que la elección de consejeros electorales fuera más democrática, transparente y eficiente?
El sistema electoral mexicano, sin duda, tiene fallas muy graves. En 2018 se respetó el triunfo de Andrés Manuel López Obrador porque la gente salió a votarde forma masiva por él: hacer fraude en esas circunstancias era complicadísimo y riesgosísimo. No se atrevieron.
Pero en 2006 y en 2012 los fraudes existieron, y de forma grotesca las autoridades electorales los ocultaron o, incluso, los perpetraron. Así pues, se precisa una reforma profunda a nuestro sistema electoral, donde haya austeridad, eficacia e independencia. Hacia eso va la Reforma Electoral. Y la gente, sin duda, la apoya. Ahí está como evidencia la encuesta del INE que Lorenzo Córdova ocultó.