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Sebastián Ramírez Mendoza.
En los últimos cuatro años hemos leído y escuchado toda clase de especulaciones de supuestos expertos en economía -y de otros no tan expertos-, respecto a lo que pasaría con nuestra moneda de cara al dólar, y en su mayoría son negativas.
En este sentido, hace un par de días, el Presidente López Obrador presentó varios datos que desmienten estas estimaciones y que no debieron caerle en gracia a los detractores del actual gobierno. A partir de Echeverría nuestra moneda fue depreciándose de forma considerable frente al dólar sexenio tras sexenio y basta echar un vistazo a los últimos cuatro para dar cuenta de ello: con Zedillo la devaluación fue del 63%, con Fox casi 14%, con Calderón 15% y con Peña Nieto 36.7%.
A pesar de haber atravesado la peor pandemia de la modernidad en este periodo, la tendencia debilitadora de nuestra moneda se detuvo y con ella vino estabilidad, y esto se debe a una serie de decisiones y políticas que no solo protegieron la economía mexicana, sino que pusieron por delante el bienestar de las familias, esto sin necesidad de contraer deuda o aumentar impuestos como se hizo en el pasado.
Hoy se construyen megaproyectos de infraestructura como el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas o el nuevo aeropuerto y la derecha pone en el centro del debate, de manera tendenciosa, la interrogante de la procedencia de los recursos; Sin embargo, es normal que esto les resulte extraño, si consideramos que en sus tiempos nunca se administró el presupuesto con honestidad.
Aunque sería importante conocer las motivaciones detrás de tanta desinformación y especulación sensacionalista, es una realidad que la gente ya no les cree.
Hoy la clase empresarial se mantiene fuerte y más de 30 millones de familias reciben al menos una pequeña parte del presupuesto de nuestro país. Así es como se ve la economía mexicana en tiempos de Transformación.
