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Los cuestionados exPresidentes llaman populistas los programas sociales; fuerte respuesta de López Obrador: “¡Váyanse al carajo!”
Redacción Grupo Cantón
Desde Chilapa, Guerrero, el Presidente Andrés Manuel López Obrador criticó a sus opositores que desprecian los programas sociales de su gobierno, ya que ellos estaban acostumbrados a apoyar a “los de arriba” despreciando así a las personas más pobres.
“¿Saben cómo dicen que son estos programas? Populistas, paternalistas, porque lo que se le daba a los de arriba, a los potentados, eso le llamaban fomento o rescate, y lo poco que se le da a los pobres lo llaman despectivamente populismo, paternalismo, paternalismo. Que se vayan al carajo”, añadió.
Un borracho y un ladrón critican a AMLO
Tal y como lo ha expuesto el oriundo de Tepetitán en diversas ocasiones, durante el fin de semana sus opositores “colocan toda la carne en el asador” para despotricar criticas en contra del movimiento de la Cuarta Transformación.
Muestra de lo anterior, han sido las criticas que los expresidentes Felipe Calderón -el borracho- y Ernesto Zedillo -el ladrón- vertieron en contra de los programas sociales del gobierno federal.
Lo anterior, bien podría ser calificado como surrealista ya que fue precisamente en el sexenio de Ernesto Zedillo, cuando ocurrieron las más grandes debacles económicas que ha tenido este país, empezando por el famoso error de diciembre, así como el FOBAPROA.
Ernesto Zedillo, el hombre que empeño a México
Fue desde un evento en España, que el economista priista despotricó en contra de diversos gobiernos en América Latina -incluidos México-, afirmando que en los próximos años debido al manejo económico el continente -en el área sur- se vería inmerso en una profunda crisis.
No obstante, vale la pena subrayar que fue en 1994, que Zedillo Ponce de León empeño a México con una deuda que se pagará hasta 2042, la cual podría aumentar a 2 billones 564 mil 472.3 millones de pesos.
Por si fuera poco fue precisamente en el sexenio priista (1994-2000), que desde el gobierno se ordenó masacrar a 17 campesinos de Aguas Blancas en Guerrero, 45 indigenas en Acteal, Chiapas; además de impulsar el FOBAPROA, dejando en la pobreza a millones de mexicanos.