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Abraham Mendieta
Desde la aprobación en la Cámara de Senadores del dictamen que permite a las Fuerzas Armadas acompañar y fortalecer los trabajos de la Guardia Nacional hasta 2028, la capacidad opositora para coordinarse entre ellos ha desaparecido por completo, no ya solo con el PRI, sino con el más fiel escudero del PAN, el casi extinto PRD.
Esta incapacidad de diálogo entre aliados electorales quedó reflejada nuevamente en el senado, en donde el PAN votó a contracorriente de los Derechos Humanos y de sus compañeros, absteniéndose en la prohibición de las horribles terapias de conversión que en la mayoría de países están consideradas como tortura contra la Comunidad LGBT, y metiendo en un aprieto a senadoras y senadores (algo) más progresistas dentro de su propia bancada, como Xóchitl Gálvez, quién tuvo que romper la disciplina partidista y votar a favor, para no violentar a una comunidad de la que se dice amiga.
De igual manera, y dejando bien claro que el PAN viene a representar los mejores valores del medievo, sus diputados votaron en contra del matrimonio igualitario en el Congreso Local del Estado de México, a diferencia del PRI o del PRD.
Por si fuera poco, los teatros de la bancada conservadora, cada vez encuentran menos apoyo entre el PRI y el PRD, hartos de la misoginia, violencia, y torpeza de los gritos de las tres senadoras de siempre, y de la falta de oficio político del ultraderechista coordinador de la bancada, Julen Rementería.
Todo esto llevó al patrón, al que paga, al que administra el dinero de las “asociaciones civiles” procedente de Estados Unidos, Claudio X. González, a inventarse una nueva marca de alianza opositora (la séptima del sexenio) llamada irónicamente “Unidos”, como si de una plegaria se tratase.