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Jorge Gómez Naredo
Francisco Javier García Cabeza de Vaca, el aún gobernador de Tamaulipas, mañana dejará su cargo. Este polémico personaje es muy cercano a Felipe Calderón. En realidad, él representa al calderonismo, y hoy Tamaulipas es el único reduco donde se puede decir que aún gobierna esa corriente política (y, hay que decirlo, delincuencial).
Por eso la derrota que sufrió el PAN (y sus aliados, el PRI y el PRD) en Tamaulipas, en realidad fue la derrota de Felipe Calderón y su grupo. Cabeza de Vaca y la camarilla cercana al expresidente intentaron por todos los medios posibles impedir el triunfo de Morena en Tamaulipas. Antes de las elecciones encarcelaron a personajes cercanos a Américo Villarreal, el abanderado de Morena. Trataron de
comprar votos y generaron un ambiente de intimidación. Y aun así, perdieron.
La gente en Tamaulipas está harta del PAN, de García Cabeza de Vaca y del calderonismo. Como no pudieron ganar, buscaron invalidar la elección. Elaboraron un expediente que es realmente irrisorio, donde colocaron como pruebas irrefutables de las “irregularidades” notas del portal Latius y programas de Carlos Loret de Mola y del payaso Brozo. Como vieron que la vía “legal” estaba cerrada, trataron de relacionar en los medios de comunicación a Américo Villarreal con el crimen organizado, para así justificar una posible orden de aprensión que le impidiera tomar posesión.
Para este fin usaron a Héctor de Mauleón, a quien le “filtraron” unos supuestos cables del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar. Nadie les creyó y el propio embajador pronto desmintió los cables.