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Javier Lagunas
En su conferencia matutina, al defender al senador morenista Héctor Vasconcelos, después de que la senadora María Lilly del Carmen Téllez García lo acusara de haber protagonizado, hace 18 años, un accidente de tránsito por conducir alcoholizado cuando fungió como embajador en Dinamarca (lo cual es falso y en su momento desmentido oficialmente por el gobierno de ese país), el presidente señaló: “él (Vasconcelos), no es un polemista, vulgar”.
Con esa frase, AMLO no sólo envía un mensaje, sino que deja muy clara su opinión sobre quienes lo han ofendido a él, a su familia, su forma de vestir,
etc., y les dice –sin nombrarlos– que una cosa es ser opositor y mostrar sus desacuerdos con el gobierno, y otra muy distinta rebajarse a vulgares y vanos “criticones”. Con ello, los situó en su merecido lugar como simples comparsas que responden a la frivolidad y al clasismo; ahí encerró a todos quienes, lejos de alzarse como polemistas inteligentes, con argumentos y respeto por el opositor, se han rebajado en el Legislativo, en la TV, en redes sociales y medios impresos, a prosaicos bufones.
PARECEN TONTOS
Respecto al tema de la aprobación en la Cámara de Diputados para que las Secretarías de la Defensa y la de Marina sigan apoyando hasta 2028
en las tareas de seguridad pública y las múltiples acusaciones y ataques a esta iniciativa por considerarla un acto dictatorial y represivo, el mandatario nacional señaló categóricamente:
“son invenciones, si de eso se tratara no haría falta ni siquiera reformar la Constitución”, es decir, hasta tontos parecen –infiere –lo ha señalado:
no asumen aún, que los dictadores eran ellos.